lunes, 14 de julio de 2014

LA CONDESCENDENCIA DE CRISTO.


El cual, en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse , sino que se despojó a si mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Fil.2:6-8.

Respetando a los Judíos y al Islam, ya que ellos no creen ni en Cristo ni en la trinidad. Pero lo cierto es que en el día del juicio todos compadeceremos ante la presencia de Dios.
Entonces no abra escusas para nadie. 

Jesús con una paciencia infatigable, Jesús , el gran maestro, uso el método más eficaz de instrucción (la parábola) para alcanzar los corazones endurecidos de los hombre. Es un sistema que hoy día es también apreciado por Judíos Árabes y Cristianos.

La razón por la cual Jesús usaba parábolas con los dirigente Judíos. “En la parábolas reprochaba la hipocresía y las obras malvadas de los hombres, y revestía de lenguaje figurado verdades tan cortantes que, si se las hubiera presentado en forma de denuncia directa sería condenado. 

Esas mismas palabras sirven para denunciar la hipocresía de la humanidad. En un hospital de leproso en Etiopía. 

Un millonario observo como una enfermera limpiaba las llagas de un leproso, el hombre exclamo: “¡Enfermera; Yo no aria eso ni por cien mil dólares diarios!” La enfermera se volvió hacía el y le dijo con una gran sonrisa: !¡Yo tampoco!”

La enfermera como su Maestro, “se despojo a si misma” y asumió la “forma de sierva”. Desde el punto de vista del hombre rico, la enfermera no estaba haciendo un sacrificio. “¡Pero cuantos leprosos espirituales hay en este mundo!” Solo hay fachada, de una ingratitud hacia el más desfavorecido. Cristo se sacrifico realmente. 

Satanás o Iblis contemplo asombrado el pesebre de Belén. No podía comprender como el Hijo deja el Cielo y asumiera la forma de un indefenso bebé. La vida de humildad de Cristo siempre dejó perplejo a este engañador cuyo constante propósito consistía en elevar el yo a la altura de la supremacía. Este concepto de Iblis se se ha extendido en el mundo. 

El texto comienza presentando a Cristo como igual a Dios y termina refiriéndose a su muerte en la cruz. 

 Entre medio lo encontramos “semejante a los hombres”, habiendo tomado “forma de siervo”, “haciéndose obediente hasta la muerte”, Este concepto para una mente oriental es inconcebible. 

Pero la gran tristeza es, “los cristianos creemos que Cristo Hijo de Dios Altísimo, sufrió murió” pero nuestros hechos y nuestras palabras dejan mucho que desear. 

Dios a quien servimos y amamos, debiera reflejar en nuestra vida el amor y la compasión por los demás, sin distinción de razas o colores, el amor se demuestra andando por el camino de la vida.
Maranata
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La Biblia a través del tiempo
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