martes, 29 de julio de 2014

EL BOTIN DE DIOS.


Por tanto, yo le daré parte con los grandes , y con los fuertes repartiré despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores. Isa.53:12.

Este hermoso texto afirma que por medio de los sufrimientos y las labores de Cristo muchos serán justificados. Sus sufrimiento eran especiales con el sentido de que implicaba dolor físico y mental.

El dolor moral y mental que sufrió nuestro Señor Jesucristo es un misterio para los pecadores. Y más aun para los judíos y Musulmanes, que no pueden comprender tan gran sacrificio hecho por Dios.

El, puro, inmaculado,santo, soportó la ira del Padre ¿porque?
Dios Padre repudia el pecado en todas su formas, y estos pecados estaban en Cristo que llevo el peso del pecado. El Padre amaba a su Hijo, y estaba con su Hijo junto a él, pero Cristo no lo percibía, y Cristo soporto el mal por nuestra culpa.

Muy pronto, y bien pronto, Cristo va a presentar ante su Padre una muchedumbre como las arenas del mar, que no se puede contar, y él Padre “quedará satisfecho” .

La recompensa que recibirá Jesús por su obra está expresada aquí en lenguaje militar. La recompensa del vencedor es una parte del botín o despojo obtenido en batalla. Dios le Dios le concederá a su Hijo porción entre los grandes.

¿Cual es la recompensa de Cristo? ¡Nosotros los redimidos! ¡Qué admirable que los pecadores (no todos) perdidos, dignos del basural, nos convirtamos en el botín de Cristo! Los pueblos Asirios cuando conquistaban una ciudad encadenaba a los vencedores unos a otros y los hacían marchar en fila par
vendidos como esclavos, y a las mujeres guapas las llevaban ante el rey. En contraste con esto, los pecadores redimido por la sangre de Cristo marchan rumbo a su hogar a través del inmenso espacio, no como esclavos, sino como hermanos en Cristo.

Seremos transformado en un abrir de ojos y la gran multitud todos juntos entraremos en la nube y durante siete días iremos ascendiendo al mar de vidrio, donde Jesús sacó coronas y nos la ciño con su propia mano.

¿Se preguntara como esto posible? El capítulo culmina con un énfasis renovador en el incomparable sacrificio de Jesús. “Por cuanto derramo su vida hasta la muerte”. Cristo jamás hubiera podido perdonarnos si no hubiese habido una expiación adecuada. Nunca puede haber discusión acerca del botín.

Fuimos rescatados gracias a un sacrificio infinito, que el hombre nunca podrá comprender y nadie podrá reclamar el botín, fuera de él. Somos pecadores, pero se nos trata como a santos. Debiéramos ser esclavos, pero somos coherederos.

Se nos debiera tratar como prisioneros y criminales, pero en lugar de ello se nos lleva a lugares celestiales junto con nuestro Salvador. Llamemos al pecado por su nombre. 

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamarle en tanto que está cercano. (Isa. 55:5,6). Transpongamos los umbrales de la indecisión. Les invito a leer este capitulo con humildad y oración.
Maranata
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La Biblia a través del tiempo
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a ser



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