sábado, 28 de junio de 2014

EL SEÑOR NOS CUIDA


Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada. Desde ahora y para siempre. Sal. 121: 7,8.
Nuestro texto constituye una maravillosa promesa. Apoya además la doctrina de que la santificación y la justificación son el resultado de la fe. El Señor nos libra del mal. Guarda nuestras almas. 
Nos recuerda que la constante protección de Dios no se refiere sólo al peligro físico, sino al peor de todos: Al espiritual. En el Padre nuestro encontramos esta frase: “Líbranos del mal”. Una mejor traducción sería: “Líbranos de todo mal”. 
Jesús puso mayor énfasis en los peligros espirituales que son los más temidos, pero sin dejar los físicos. Pablo, cuando escribió a Timoteo, le dijo: “Y el Señor me librará de cada obra mala, y me preservará para su reino celestial” (2ª Tim. 4:18).
Indudablemente el Apóstol estaba hablando de los peligros espirituales, puesto que Dios no detuvo la espada que lo decapitó. Dios no solo nos considera desde el punto de vista físico , sino también del espiritual, si dependemos completamente de él. 
Si en toda nuestras pruebas y dificultades mantenemos la convicción de que Dios nos ama, podemos soportarlo todo mientras estemos con él, y nada nos podrá sacudir, ni siquiera la muerte.  
Cuando un hombre pierde la fe en Dios hasta el extremo de dudar de su amor, se esta acercando a la linea sin retorno, y a final lo conducirá a la separación de Dios, esto es el pecado contra él Espíritu Santo. 
Mientras estaba en la tierra, esto fue precisamente lo que Cristo más temió. Cada momento que le quedaba después de trabajar por los demás, lo utilizaba en fortalecer su fe en el amor de su Padre. Buscó cuidadosamente en las Escrituras cada evidencia del amor de Dios por la familia humana. 
Esta mañana al hacer el año Bíblico como tengo por costumbre, encontré esta promesa.  Clama a mí, y te responderé, y te enseñare cosa grande y dificultosa que tu no sabes. 
Voz de gozo y voz de alegría,. . . Alabad a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia. . . Porque tornaré a traer la cautividad de la tierra como al principio, ha dicho Jehová. (Jer. 33:3,11). 

 Este fue el secreto de la vida victoriosa de Jesús. La causa de la agonía del Getsemaní era precisamente la posibilidad de estar separado de su Padre. 
Conservar su fe en el amor de su Padre durante los momentos de la terrible separación que experimentó en la cruz, le parecía que era más de lo que podía resistir. Pero gracias a Dios bebió la copa de la amargura hasta el final. En su gran mayoría el pueblo musulmán y el judío nunca comprenderán el amor de Dios por el hombre a través de Cristo como pueblo.
Maranata.
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la Biblia a través del tiempo.

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