Unas de las grandes advertencias
de Jesús a sus hijos es: que Satanás nos va a zarandear al pueblo
de Dios como trigo.
Satanás ya zarandeo a Judas, y a través de los siglos lo ha hecho con otros cristianos, que por treinta piezas de plata fuimos acosados por nuestro enemigo.
¡Cuán fácil es para nosotros orar impropiamente! Con fervor oramos por las misiones, por los hospitales, por nuestros colegios, todo eso está bien.
Pero nos olvidamos a nuestros vecinos, de los pobres que vemos en las calles. Pedimos que nos aumente el sueldo, para cubrir nuestras necesidades y no sabemos como administrar lo poco o mucho que tenemos.
Debemos entender que tenemos a nuestro Salador que tiene un interés especial por su pueblo. Él tiene un interés por nuestras pruebas y tentaciones personales. Su amor por sus discípulos le llevo a elevar una oración por ellos (Juan 17:2, 9, 15, 17).
En estos textos se
recalca la ternura y el amor por ellos.
Cuando Jesús oró, sus preocupaciones enunciadas brevemente se dirigía a los problemas básicos.
La oración por Pedro nos revela esa compresión tan sensible.
El sabía por lo que iba a pasar Pedro, sabía que no pasaría la noche, que antes de salir el sol negaría a su Señor.
Cristo les informo de lo que iba a ocurrir, por eso oro por ellos. Pedro estaba por afrontar un aspecto crucial en su vida.
Su visión del mesías como conquistador y libertado nacional de Israel se desvanecería en la cruz. La limitada fe de Pedro moría con El.
Todos nosotros tenemos algo de Pedro, vacilamos ante las pruebas, somos débiles y no tenemos la fe que requiere Jesús, “ustedes y yo” padecemos de este problema.
Lo triste es que tarde o temprano esta crisis la tendremos que afrontar los hijos de Dios. El está intercediendo por nosotros, y el Espíritu Santo esta haciendo la obra de intercesión entre Dios y el hombre.
Cristo sabe que la fe
inmadura y egoísta es demasiado pequeña para los grandes problemas
de la vida y la salvación, y que debe morir para dar lugar a una
nueva compresión.
Así que tiernamente camina con nosotros por nuestro Calvario a fin de cuando nuestra fe inmadura pase por la angustia de la muerte, podamos recordar el corazón de Aquel que miro a Pedro a los ojos con gran compasión, aun cuando lo neguemos con nuestros actos.
El tema de la oración de Jesús fue que Pedro retornase a El. Hoy Cristo ora sin cesar por los hijos de su pueblo que están afuera de su iglesia y por los que están dentro de ella.
Satanás ya zarandeo a Judas, y a través de los siglos lo ha hecho con otros cristianos, que por treinta piezas de plata fuimos acosados por nuestro enemigo.
¡Cuán fácil es para nosotros orar impropiamente! Con fervor oramos por las misiones, por los hospitales, por nuestros colegios, todo eso está bien.
Pero nos olvidamos a nuestros vecinos, de los pobres que vemos en las calles. Pedimos que nos aumente el sueldo, para cubrir nuestras necesidades y no sabemos como administrar lo poco o mucho que tenemos.
Debemos entender que tenemos a nuestro Salador que tiene un interés especial por su pueblo. Él tiene un interés por nuestras pruebas y tentaciones personales. Su amor por sus discípulos le llevo a elevar una oración por ellos (Juan 17:2, 9, 15, 17).
En estos textos se
recalca la ternura y el amor por ellos. Cuando Jesús oró, sus preocupaciones enunciadas brevemente se dirigía a los problemas básicos.
La oración por Pedro nos revela esa compresión tan sensible.
El sabía por lo que iba a pasar Pedro, sabía que no pasaría la noche, que antes de salir el sol negaría a su Señor.
Cristo les informo de lo que iba a ocurrir, por eso oro por ellos. Pedro estaba por afrontar un aspecto crucial en su vida.
Su visión del mesías como conquistador y libertado nacional de Israel se desvanecería en la cruz. La limitada fe de Pedro moría con El.
Todos nosotros tenemos algo de Pedro, vacilamos ante las pruebas, somos débiles y no tenemos la fe que requiere Jesús, “ustedes y yo” padecemos de este problema.
Lo triste es que tarde o temprano esta crisis la tendremos que afrontar los hijos de Dios. El está intercediendo por nosotros, y el Espíritu Santo esta haciendo la obra de intercesión entre Dios y el hombre.
Cristo sabe que la fe
inmadura y egoísta es demasiado pequeña para los grandes problemas
de la vida y la salvación, y que debe morir para dar lugar a una
nueva compresión. Así que tiernamente camina con nosotros por nuestro Calvario a fin de cuando nuestra fe inmadura pase por la angustia de la muerte, podamos recordar el corazón de Aquel que miro a Pedro a los ojos con gran compasión, aun cuando lo neguemos con nuestros actos.
El tema de la oración de Jesús fue que Pedro retornase a El. Hoy Cristo ora sin cesar por los hijos de su pueblo que están afuera de su iglesia y por los que están dentro de ella.
MARANATA.
http://meditacionesmatinales.blogspot.com
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
http://judaislacris.blogspot.com
http://historiaybiblia.blogspot.com
http://segunda
venida apocalíptica
http://viajes a través del
tiempo y del espacio
NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores
de este blog. Hace tiempo que parezco de un problema de salud, que
abecés me impide desarrollar este ministerio. En otras ocasiones les
pedí que orase por mi, y sus oraciones fueron contestadas, pues
recupere la salud. Hoy les insto a que oren por mi, para que me
recupere de esta dolencia que arrastro barios meses. Se que vuestras
oraciones llegaran al trono de la gracia y si es la voluntad de Dios
me pondré bien. Las oraciones del justo llegan al trono de la
gracia. El Señor nos dice: Orar los unos por los otros para que
Vuestro Padre sea glorificado. Que Dios os bendiga y que su paz sea
sobre ustedes. Sal. 62: 7
<
No hay comentarios:
Publicar un comentario