El Dios de Israel, siempre ha aconsejado a través de los siglos a su pueblo. Pero este fue siempre rebelde, y siempre ha hecho lo contrario a lo que Dios decía.
En Santiago vemos los consejos de Dios a través del apóstol. La falta de fe es un obstáculo para la recuperación de la salud, como lo es para la salvación (Mar. 6:5; Efe. 2:8).
Si somos hombres y mujeres de fe confiaremos en la sabiduría de Dios y de sus consejos. Y es la oración de fe es la que ofrece la persona que se distingue por su fe. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto “confesaos, por lo tanto”.
El requisito básico para que haya una fe sincera en la oración, es una conciencia clara, y limpia. Esto quiere decir que cada día que nos levantamos nuestra conciencia debe estar limpia, y haber perdido el día anterior perdón a las personas ofendidas.
Una conciencia culpable es una barrera que impide confiar plenamente en Dios, y desvirtúa la oración.
El Espíritu Santo trabaja sin cesar para que los corazones de los hijos de Dios estén limpios cada mañana.
Desde Adan y Eva cortaron las hojas de la higuera en el jardín, los humanos hemos estado ocupados aparentemente ante unos y otros cuán maravillosamente idóneos y completos somos, mientras que esperamos que nadie descubra cuántos temores y culpas yacen en nosotros bajo y nuestra desechada superficie.
El cristiano esta temeroso de que, si admitimos honestamente que estamos teniendo serios problemas para mantener nuestra vida devocional, y nuestra integridad con Dios, nuestros amigos tendrán dudas acerca de nuestra integridad para con Dios y con el hombre.
Cierto es, que Sólo Dios puede perdonar, y él sabe los secretos del corazón, nadie puede mentir a Dios. Notemos, que los enfermos son aquí “usted y yo” somos los que debemos confesar nuestras ofensas a nuestros hermanos y prójimo, y con humildad ir a Dios, el cual es “amplio en perdonar”
Todos conocemos la tendencia de la mente humana; una vez que ha comenzado a transitar el sendero del encubrimiento de la verdad, esconde nuestras necesidades aún en nosotros mismos.
Pero un problema que no llega a reconocerse no será sanado.
Santiago ciertamente entendía esto y nos insta a reconocer nuestras faltas y nuestras practicas y presentárselas a Dios.
Por eso la oración, en grupos pequeños, o la oración privada, con sinceridad, Dios la escuchara y la perdonara. Al nutrirnos unos a otros para fortalecernos, antes de condenar debilidades, reflejemos el carácter de Dios.
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores
de este blog. Hace tiempo que parezco de un problema de salud, que
abecés me impide desarrollar este ministerio. En otras ocasiones les
pedí que orase por mi, y sus oraciones fueron contestadas, pues
recupere la salud. Hoy les insto a que oren por mi, para que me
recupere de esta dolencia que arrastro barios meses. Se que vuestras
oraciones llegaran al trono de la gracia y si es la voluntad de Dios
me pondré bien. Las oraciones del justo llegan al trono de la
gracia. El Señor nos dice: Orar los unos por los otros para que
Vuestro Padre sea glorificado. Que Dios os bendiga y que su paz sea
sobre ustedes. Sal. 62: 7
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