Durante nuestra niñez nuestros
padres nos cuidan, nos alimenta y nos protege y nos disciplina.
Cuando somos adultos nuestro Padre celestial nos disciplina durante toda nuestra vida.
Cuando somos adultos nuestro Padre celestial nos disciplina durante toda nuestra vida.
Nuestros padres terrenales es posible que en su
celo nos dieron una mala disciplina. Y adquirimos rasgos de carácter
que son inadecuados, que más tarde desarrollamos para toda la vida.
Y esos rasgos es una pesada carga en nuestra vidas. Como resultado de
esta deformidad de carácter, nos vemos frustrados en una sociedad
que no nos comprenden.
Parece razonable relacionarnos con los demás
seres humanos de esta manera tener una confianza. Ponemos nuestra
confianza en las personas sólo después que hemos llegado a tener
una base suficientemente fuerte, que a nuestro parecer o opinión es
solida.
Pero nada de esta vida es solido, ni aun la amistad. Porque
contra más alto subas, el golpe sera más fuerte.
No vemos ninguna virtud en una fe ciega; confiamos sólo en las personas confiables.
No vemos ninguna virtud en una fe ciega; confiamos sólo en las personas confiables.
¿Por qué, entonces, vacilamos tanto en relacionarnos con Dios de la
misma manera? ¿Por qué nos sentimos mal cuando buscamos evidencias
para confiar en El, siendo que El nos ha dado tantas?
Por qué
empleamos las más elevadas capacidades intelectuales que El nos dio
para hacer decisiones de mediana importancia, pero las ponemos a un
lado al hacer la decisión más importante de toda nuestra
existencia.
Nos quejamos de la disciplina de una sociedad que no nos
comprende, y esta misma sociedad nos disciplina en muchos aspectos de
nuestra vida. ¿Pero cuando es Dios quien nos disciplina nos
quejamos?
¿Por qué? ¿Pero cuánto más no debiéramos apreciar y
prestar atención a la disciplina de nuestro Padre celestial, un
Padre cuya sabiduría y amor permite sólo que es para nuestro bien?
El propósito de toda disciplina divina es la trasformación del
carácter; su meta es la perfección (Mat. 5:48).
La gran obra del
Espíritu Santo es transformarnos por medio de nuestro entendimiento,
y poseer un carácter como el de Cristo.
Se espera que los hijos de Dios hagan, y no meramente digan. El que dice que está en él, debe andar como él anduvo.
Se espera que los hijos de Dios hagan, y no meramente digan. El que dice que está en él, debe andar como él anduvo.
Cristo vino a romper las cadenas de la
esclavitud del pecado para el alma.
”Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
”Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
Es la gran obra de la
redención no hay compulsión. Bajo la fuerza del Espíritu santo,
Dios elevara al hombre y mujeres a una libertad que el hombre nunca
podrá entender. La libertad que Dios da es gratuita.
MARANATA.
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tiempo y del espacio
NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores
de este blog. Hace tiempo que parezco de un problema de salud, que
abecés me impide desarrollar este ministerio. En otras ocasiones les
pedí que orase por mi, y sus oraciones fueron contestadas, pues
recupere la salud. Hoy les insto a que oren por mi, para que me
recupere de esta dolencia que arrastro barios meses. Se que vuestras
oraciones llegaran al trono de la gracia y si es la voluntad de Dios
me pondré bien. Las oraciones del justo llegan al trono de la
gracia. El Señor nos dice: Orar los unos por los otros para que
Vuestro Padre sea glorificado. Que Dios os bendiga y que su paz sea
sobre ustedes. Sal. 62: 7
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