Por naturaleza el hombre tiene
tendencias hacia el mal. Su conciencia le dice si lo que ha hecho
esta bien o mal.
Es la voz del interior de uno mismo cuando es culpable de lo que a hecho o de lo que pudo no hacer.
Es la voz del interior de uno mismo cuando es culpable de lo que a hecho o de lo que pudo no hacer.
Pablo que fue
acusado por los judíos, en su defensa dijo: “Varones hermanos, yo
con toda buena conciencia he conversado delante de Dios hasta el día
de hoy” (Hech. 23:1).
La frase más importante de Pablo fue: “Con
toda buena conciencia” Esta es una afirmación muy abarcante en
labios de cualquier persona. Es la respuesta de una persona que
delante de la sociedad ha tenido buena conducta.
Y que su proceder
delante de Dios a sido la correcta. En nuestra juventud que vivimos
años difíciles y cometemos grandes errores.
Y sabemos en nuestra propia conciencia que es así, es su propio sentido de autoestima-, quien lo juzga con mayor severidad.
Y sabemos en nuestra propia conciencia que es así, es su propio sentido de autoestima-, quien lo juzga con mayor severidad.
La autoestima se afirma, por
decirlo de alguna manera, en tres bases: la primera esta hecha de la
opinión que Dios tiene de nosotros, su evaluación de nosotros como
sus amigos comprados de nuevo.
Su perdón, su cariño y su
compromiso, su constancia, son como pilares en nuestras vidas.
Aunque esta base es tan fuerte como acero, pero tiene la desventaja de ser también la más abstracta e intangible, especial mente para gente joven.
Aunque esta base es tan fuerte como acero, pero tiene la desventaja de ser también la más abstracta e intangible, especial mente para gente joven.
La segunda base está compuesta por la opinión de la
sociedad. Pocas cosas pueden modelar más eficaz e inmediatamente
nuestra imagen que la preocupación por como somos visto por la
sociedad que esta alrededor nuestro.
La fuerza de este apoyo en
nuestras vidas se ve alterada por los pocos apoyos que tenemos dentro
de nuestro circulo, ¡ya que nuestras amistades están ocupadas por
su propia imagen. La tercera esta mayormente bajo nuestro control
delante de una sociedad cambiante y evolutiva.
Nosotros somo lo que
controlamos nuestras aciones, impulsos y tendencias. El ser humano
no se puede sentir bien, y menos un cristianos que hace aquello que
no es correcto ante los ojos de Dios, su conciencia le está
acusando.
El cristiano es muy rápido para soltar la lengua, y acusar
a otros, y por ende acusamos a Dios de todo lo que esta mal, como si
Dios tuviese la culpa.
Cuando en nuestro interior nos acusa
temblamos, pero acallamos nuestra conciencia, dando un portazo y
olvidamos con facilidad lo que hemos hecho.
Por otro lado tenemos la
iglesia ya que esta tiene unos principios de utilidad y rectitud, y
es la iglesia la que nos condena. No es justo culpar a Dios ni a la
iglesia, ni siquiera a la Biblia, por el reproche de nuestros propios
corazón endurecido.
MARANATA.
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