viernes, 18 de mayo de 2018

¿SOY CULPABLE POR SETIRME MAL?.

Me aferraré ami integridad y no la dejaré escapar; mi conciencia no me acusa ni un sólo día. Job 27:6 (versión Inglesa de Berkeley).
Por naturaleza el hombre tiene tendencias hacia el mal. Su conciencia le dice si lo que ha hecho esta bien o mal. 

Es la voz del interior de uno mismo cuando es culpable de lo que a hecho o de lo que pudo no hacer. 

Pablo que fue acusado por los judíos, en su defensa dijo: “Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he conversado delante de Dios hasta el día de hoy” (Hech. 23:1). 

La frase más importante de Pablo fue: “Con toda buena conciencia” Esta es una afirmación muy abarcante en labios de cualquier persona. Es la respuesta de una persona que delante de la sociedad ha tenido buena conducta. 

Y que su proceder delante de Dios a sido la correcta. En nuestra juventud que vivimos años difíciles y cometemos grandes errores. 

Y sabemos en nuestra propia conciencia que es así, es su propio sentido de autoestima-, quien lo juzga con mayor severidad. 

La autoestima se afirma, por decirlo de alguna manera, en tres bases: la primera esta hecha de la opinión que Dios tiene de nosotros, su evaluación de nosotros como sus amigos comprados de nuevo. 

Su perdón, su cariño y su compromiso, su constancia, son como pilares en nuestras vidas. 

Aunque esta base es tan fuerte como acero, pero tiene la desventaja de ser también la más abstracta e intangible, especial mente para gente joven. 

La segunda base está compuesta por la opinión de la sociedad. Pocas cosas pueden modelar más eficaz e inmediatamente nuestra imagen que la preocupación por como somos visto por la sociedad que esta alrededor nuestro. 

La fuerza de este apoyo en nuestras vidas se ve alterada por los pocos apoyos que tenemos dentro de nuestro circulo, ¡ya que nuestras amistades están ocupadas por su propia imagen. La tercera esta mayormente bajo nuestro control delante de una sociedad cambiante y evolutiva. 

Nosotros somo lo que controlamos nuestras aciones, impulsos y tendencias. El ser humano no se puede sentir bien, y menos un cristianos que hace aquello que no es correcto ante los ojos de Dios, su conciencia le está acusando.
El cristiano es muy rápido para soltar la lengua, y acusar a otros, y por ende acusamos a Dios de todo lo que esta mal, como si Dios tuviese la culpa. 

Cuando en nuestro interior nos acusa temblamos, pero acallamos nuestra conciencia, dando un portazo y olvidamos con facilidad lo que hemos hecho. 

Por otro lado tenemos la iglesia ya que esta tiene unos principios de utilidad y rectitud, y es la iglesia la que nos condena. No es justo culpar a Dios ni a la iglesia, ni siquiera a la Biblia, por el reproche de nuestros propios corazón endurecido. 
MARANATA.
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