lunes, 14 de mayo de 2018

EL ESPÍRITU NOS ENSEÑA

El Señor Jehová me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me torné atrás. Isa.50:5
Isaías no fue rebelde a la enseñanza por parte de Dios. Aunque el texto señala a Cristo. 

El “oído” de Cristo estaba siempre dispuesto a escuchar lo que su Padre le ordenaba (ver. 4). 

Nunca Procuró hace su propia voluntad, sino siempre la voluntad del Padre que lo había enviado (sal.40:6,8; Juan 5:30; Luc.2:49). Aun que en la amargura extrema del huerto del Getsemaní no rehuso la “copa” que fue acercada a sus labios temblorosos (Mat.26:42; Fil. 2:8). 

Isaías estaba dispuesto a escuchar y aprender de su Maestro, no cuestionaba su palabra, sabía que tenía que dar un mensaje al pueblo de Israel, pero a través de este mensaje esta hablando de lo que Cristo aria. 

El ideal del crecimiento cristiano, hemos quedado impresionados con la declaración de Isaias, de que Dios había abierto sus oídos para oír la verdad. 

Isaías se siente libre, tanto de resistencia o de rebelión. Su decisión es libre y soberana. 

¡Pero Isaías puede ser enseñado por Dios! 

Creo sinceramente que Dios tiene tantas cosas que enseñarnos en tan poco tiempo y espacio que le queda al ser humano. 
El Espíritu Santo es el encargado de abrir nuestra mente estrecha, y darnos una compresión de la gran verdad. 

Siendo que la gran verdad se convierte en un punto extraordinariamente vital para nuestra salvación. La gran verdad es el plan de la salvación de la raza humana, son los misterio de la naturaleza y la eternidad. 

¿Podría el ser humano tener mejor preparación para el cielo? Por desgracia la gran mayoría de los físicos teóricos que estudian el universo son ateos. Saben muchos del universo, y poco de la grandeza de Dios. 

Son los que más evidencias tienen de la magnificencia de un Dios creador.¿Que diremos del pueblo de Dios? 

El Espíritu Santo tiene una gran obra que hacer para cambiar el carácter del pueblo de Dios, siempre cuando este se deje guiar por el Espíritu. 

Dios no obliga al hombre, el hombre es libre, así como Isaías era libre para aceptar las instrucciones de Dios o rechazarlas. Aquellos que, como Isaias, puedan decir “no fui rebelde”, se encontrarán creciendo a la semejanza de Cristo Jesús, en forma rápida y adecuada. 

“Debemos tener la disposición de ser enseñado” y confiar en el Maestro. Nuestras vidas deven ser el vivo ejemplo de nuestro Maestro. El mundo va hacía el precipicio con los ojos vendados. ¿Como vas tú? ¿Como voy yo? La decisión es nuestra. 
MARANATA.
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