Y nos mandó Jehová (Dios) que
cumplamos todos estos estatutos (mandamientos), y que temamos a
Jehová (respeto) nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días
, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. Deuteronomio. 6:24
Todo lo que Dios nos exige es
para nuestro propio bien. Las restricciones que nos impone son para
protegernos de los peligros tanto espirituales como de salud, que
pueden aparecer no como tales peligros.
El pastor no construye un
redil en torno a sus ovejas para impedir que se diviertan con los
lobos, sino para preservarles la vida. Cuando Dios sacó a Israel
de Egipto, al principio se sintieron aliviados de no ser más
esclavos del Faraón.
No pasó mucho, sin embargo, antes de que
s¡desearan volver a su estilo de vida familiar. No era el momento de
discusiones teológicas, de de herencias familiares. Dios los trató
a la fuerza, sujetándolos con los estatutos y ordenanzas.
Él los convenció de la obediencia y que pintara
el dintel de su casa con la sangre del cordero.
Muchos no estaban
convencidos ni convertidos.
Cuando los hijos preguntaran a su padre
que fue lo que paso en la salida de Egipto.
“Mañana cuando te
preguntaren tus hijos, diciendo: ¿qué significan estos testimonios
y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mando? Entonces
dirás a tus hijos:
Nosotros éramos siervos del faraón en Egipto, y
Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. . .Y nos mandó
Jehová que cumpliéramos todos estos estatutos, y que temamos
(respeto) a Jehová nuestro Dios, para
que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida,
como hasta hoy” (Deut. 6:20-24).
Es
importante darse cuenta de que los métodos de rescate son drásticos.
Debemos de tener presente en los momentos en que estamos viviendo,
tiempos peligrosos y el pueblo de Dios está en Egipto. La gran obra
del Espíritu Santo es convencernos de la situación en que nos
encontramos.
La orden es clara, y concisa para el pueblo de Dios. “Yo
conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fuese
frío o caliente! “Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en
fuego. . . para que seas rico. . . y seas vestido de vestiduras
blancas. . . y unge tus ojos con colirio para que veas” (Apoc.
3:15, 18).
Dios quiere sacar de Egipto de las naciones para que
podamos adorarle, y honrarle como nuestro Salvador. Es por eso que
debemos pedir el Espíritu Santo para hacer esa reforma en nuestras
vidas.
Ya que sin esa reforma no podremos salir de Egipto de las
naciones. “Un reavivamiento es necesario dentro de su pueblo.
¿Pintaremos nuestros dinteles con la sangre del Cordero? ¡Oh!
dejaremos pasar el tiempo. Todo depende de nuestra decisión.
MARANATA.
http://meditacionesmatinales.blogspot.com
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
http://judaislacris.blogspot.com
http://historuaybiblia.blogspot.com
http://segunda venida apocaliptica
http://viajes a través del tiempo y del espacio
http://Alientos de vida eterna.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario