Los dones dados con propósito

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, c, benignidad, bondad,fe, mansedumbre templanza;contra tales cosa no hay ley. Gál. 5:22, 23.

Cuando llega la época de Navidad y tenemos que hacer algunos regalos, bien a nuestros hijos y amistades tenemos que decidir que cosa más le gustaría. Tenemos que hacer de detectives para poder agradar a la persona. 

Son días agitados, y siempre pensamos ¡le agradara este regalo! Casi siempre acertamos, porque conocemos bien a la persona, sobre todo si son nuestros hijos. Lucas nos hace una pregunta para que reflexionemos. 

Lucas 11:13: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le pidan?” Unos mejores dones que Dios puede darnos es su Espíritu. 

Y es útil y a la vez maravillosamente agradable. Pero por nuestra incredulidad, no tenemos esos beneficios que Dios nos otorga. Jesús dijo: 

“Os lo enviaré. Y cuando venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. . . Porque tomara de lo mío y os lo hará saber” (Juan 16:7, 8, 14).

Una de las des ventajas que tiene el hombre y es don de Dios, que sabemos como trabaja el espíritu Santo. Jesús nos dice Tomará de lo mio, de mi verdad, de mi amor para perdonar,de mi humillación, y lo os revelare. Muchos piensan: ¿Que es la verdad? Esta frase os suena. “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). 

Pablo enumera las características que puede desarrollar un cristiano que posee el poder del Espíritu Santo: “Amor, hacia los demás. Gozo, que podemos compartir con la familia y amigos, Paciencia para soportar las mujeres a los maridos y los maridos a sus esposas, Bondad, ser bondadosos con los vecinos, amigos incluso con los enemigos, 

Fe, si el cristianos no tiene fe, todo lo demás no vale nada, sin fe es imposible agradar a Dios, Mansedumbre, es el beneficio espiritual de la comunión con Dios; es la virtud de que el hombre modere su ira y sus efecto desordenados, 

Templanza, representa el espíritu dominándose, y controlándose, es la moderación de los excesos. Esta es la obra del Espíritu Santo en el hombre. Es la declaración de Dios al hombre, Dios quiere compartir con el hombre todo lo que posee. 

Cuando esa revelación comienza a entrar en nuestro corazón, la transformación del carácter es eminente, es entonces cuando damos gloria a Dios. Este don que el Padre tan cuidadosamente ha escogido para nosotros debe llegar a ser parte de nuestro ser. 

Podemos participar de sus riquezas, pero la debemos compartir con aquellos que lo acepte a Jesús como su Salvador Personal. ¡Gracias Padre por darme este don inmerecido!

MARANATA.

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