jueves, 22 de marzo de 2018

LOS HIJOS DE DIOS ARAN GRANDES COSAS.


De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Juan 14:12

Nos encontramos con una promesa sorprendente y a la vez desconcertante. ¿Que quiso decir Jesús? ¿Que el verdadero creyente y temeroso de Dios ara las obras que Jesús hizo? 

La posibilidad de sobrepasar la calidad y el alcance de la obra de Jesús nos parece imposible. ¿Qué obras mayores pueden hacer que curar a muchas personas de sus enfermedades, aficiones y aun los malos espíritus? 

Después del derramamiento del Espíritu los Apóstoles y los demás discípulos, no solamente curaron, sino que fueron instrumentos del Espíritu Santo para llevar la Palabra. Las obras que pueden hacer hoy los hijos de Dios son muchas y variadas. 

¡Mayores obras harán! La respuesta es muy congruente y afirmativa. La obra a la cual se refiere Jesus, es la obra de llevar el evangelio por el mundo. Pero también podemos llevar la salud a través del régimen alimenticio, y la sanidad por medio de los hospitales. 

El cumplimiento de la promesa de Jesús, se esta cumpliendo cuando llega a las personas. Lo que debemos de entender que es un evangelio de transformación, luego es un milagro que hace Jesús a través de nosotros. 

Si entendemos que todas las obras que hizo Jesús están disponibles como parte de la promesa, más como añadidura nos concede el Espíritu Santo para nuestro ministerio, ya que sin Él la obra sería fatua. 

Si entendemos que la obra que se empezó en 1844, hasta hoy siglo XXI la obra se ha multiplicado de 55.000 a 19.700,000 miembros. Y si no me equivoco sólo falta tres países. Sabemos que todos no serán salvos, incluido “yo”, pues Dios tiene un pueblo preparado fuera, que sera llamado en la hora undécima. 

Y sólo lo sabe el Señor quien será salvo. Todos esperamos ese movimiento de reforma en el seno del pueblo de Dios. Y estoy seguro que vendrá cuando menos lo esperemos. 

Se que la obra de Dios se puede hacer de mucha formas, pero la más hermosa es llevar la palabra uno mismo a los demás. 

Los corazones se conmoverán, no por nosotros sino que el Espíritu Santo los conmoverá y conocerán la salvación. 

Pero antes debe haber un espíritu de oración y de humillación (J.T.t. 3, p. 345). ¡Qué gozo es ser parte de esa profecía! La obra será mucho mayor de la que hizo Jesus. 

“Con nosotros o sin nosotros, la obra de evangelizar al mundo sera llevada acabo” Y la ley de Dios será revindicada y ensalzada. Que la obra en nosotros sea completada por la renovación del Santo Espíritu.
Maranata.
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