martes, 27 de marzo de 2018

PROMESAS POSITIVAS.


En él se cumple todas las promesas de Dios. Por esto, cuando alabamos a Dios, decimos”así sea” por medio de Cristo Jesús. 2º Cor. 1:20 (Dios habla hoy).
En cierta ocasión el jefe de Ingeniería Civil, le pidió a a un joven que si podía hacer un trabajo en domingo, el joven le dijo que si. A la hora prevista, el joven estaba cerca de la pista de aterrizaje. 

Las ordenes era precisas, tenia que meter en el almacén tres mil quilos de pintura con una Forklift. El joven termino su trabajo, y una vez concluido se marcho a su casa. Al día siguiente, fue requerido a la oficina del jefe de Ingeniería Civil. 

Este le comunico que de todos los que habían bajo su mando era el que más confiaba, y agrego: ¡ojala todos los que hay de tu religión fuera como tu! A este joven se le confió trabajos muy delicados en una Base militar de la USAF. 

La lealtad y el silencio son bases que Dios pone en sus hijos, pero muchos dejan mucho que desear en este sentido. 

Es muy fácil hacer promesas. Sin embargo, nuestro cumplimiento puede no ser tan bueno como nuestras intenciones. 

Y hay cosas que son tan frustrantes y potencialmente dolorosos como una promesa no cumplida. Además de generar una irritación por la molestia, cuando alguien en que usted confía le falla, su relación con esa persona sufre un daño irreparable. Dicha persona ya no confía en usted. 

La duda siempre estará presente, bien sea en el trabajo, o en la sociedad en la que vivimos. Por desgracia ya no hay hombres de palabra, ni mujeres, porque vivimos en un mudo de mentiras y de engaños. Medio mundo miente y engaña al otro medio mundo, y esto se convierte en una ruleta rusa. 

La confianza puede ser remplazada por las preocupaciones; y puede desarrollarse una vacilación de aceptar la palabra de otras personas que hacen lo mismo que tú. Hoy día hay poca lealtad, a los principios de nuestros padres. 

El dar una palabra era un documento firmado ante la ley.No se podía transgredir. Era un pacto sagrado. Dios ha establecido un pacto con el hombre, y el siempre cumple su promesa, aunque se desplome los cielos. 

Prometio un salvador y lo cumplió. El comprende nuestra necesidad, aunque no veamos siempre su cumplimiento en forma inmediata. 

En realidad, por eso envió a Jesús a vivir entre nosotros: para darnos confirmación visual de su pacto por medio de Jesús. 

“Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, en él Amén, por medio de la vida del Hijo que él nos ha perdonado. (2º Cor. 1:20) . Dios nos ha mostrado a través de su Hijo que nos ha perdonado. 

La actitud positiva de Dios hacia nosotros, vivida por Jesús, esta dirigida a capacitarnos para expresar confianza: “Amen. ¡Lo creemos!. Que así sea”.
MARANATA.
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