sábado, 3 de marzo de 2018

El gran amor de Dios


De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
En muchos países de Europa las prisiones o cárceles, se le dominan “prisión de alta seguridad” o “Hoteles de cinco estrellas”, en otros países se les llaman “correccionales”. 

Nombres inadecuados dentro de una sociedad en la que vivimos. Esto refleja un apartado de ideas y de estricta retribución para rehabilitar a los hombres y mujeres con delitos comunes. En España se le domina prisión de alta seguridad. 

En dos ocasiones tuve el privilegio con la coral en visitar esta impresionantes prisiones, son hoteles de cinco estrellas. En ellas tienen piscina, gimnasio, cancha de tenis, escuela, y talleres para aprender un oficio etc. 

El hombre es rehabilitado si el quiere, los medios los tiene. Antiguamente los ejecutaban, pero eso no daba resultado, oh los hacía trabajar todo el día. Y una vez suelos eran peores que antes, los convictos eran peores y constituían una gran amenaza. 
Países coma Alemania, España, Francia, Hacen una rehabilitación de la personas ya que son seres humanos y pueden cambiar su actitud con respecto a la sociedad. 

Dentro de esta sociedad, en la que vivimos hay cristianos que claman contra el concepto de un Dios que decide no tratar o no usar la fuerza con la injusticia -un Dios que más bien va a educar y restaurar al hombre que infligir sobre él dolor por su mala conducta con la sociedad. 

El hombre Teme que cualquier cosa menos que una justa retribución conduce al caos y la anarquía. 

Cuando examinamos la comprensión de que la justicia de Dios es apropiada no sólo al crimen sino también al hombre, se pierde bajo una artillería de citas y la solemne advertencia: 

“¡Ustedes están representando a Dios siendo demasiado pasivos!” Y tenemos de Dios una perspectiva demasiado baja. ¡Dios es todo menos pasivo! 

En el Edén, El impidió la destrucción de la raza humana al poner en ejecución un plan por el cual el hombre caído no sólo podía ser rescatado, sino también rehabilitado y restaurado. 

La suya no es una posición de debilidad, sino de confianza. Es una realidad presente de fortaleza. 

Ya que no escatimo dar a su Hijo, Dios demostró ante el universo y los hombres, que Él amaba al hombre y que podía controlar la situación del pecado. 

Y El la resolvió ante todo el universo. El problema está en el hombre, entre la obediencia a Dios, y la obediencia a Satanás. Esta es la cuestión del pecado. Dios nos ofrece la libertad, El pecado la esclavitud y la muerte eterna. “¡Tú decides!”
Maranata.
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