LA DEMANDA DE DIOS.

Y digas en tu corazón: Mi poder y la fortaleza de mi mano me ha traído esta riqueza. Antes acuérdate de Jehová tu Dios; porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Deut. 8:17,18.

Es de lógica pensar que esta promesa fue dada a Israel, antes de entrar en Canaan. Pero tienen otra enseñanza para nuestros días. El hombre tienen a atribuirse a sí mismo el merito de haber llegado a una buena situación tanto económica como intelectual, y se jacta de no deber eso a nadie. 

Todo lo que somos y todo lo que tenemos proviene de Dios. Cuando es consciente de este hecho, el hombre se mantiene humilde y puede contemplar las cosas temporales en su verdadera perspectiva. Dicho esto. Los que aman a Dios por sobre todo, se da cuenta que son ricos más allá de todo cálculo en las riquezas que Dios le da. . . 

El hombre no posee nada a lo que tenga exclusivo derecho. No es dueño de nada ni de sí mismo; porque ha sido comprado por precio: la sangre del Hijo de Dios. 

Cristo tiene un derecho sobre toda posesión de este mundo. El puede poner en marcha una serie de circunstancias que arrasen con las ganancias acumuladas durante años. 

No he conocido a hombre que se lleve sus tesoros a la tumba. “Desnudos viniste, desnudo te iras”.(poner vi dio del parto). Es Dios que da al hombre el aliento de vida. Nosotros no podemos crearlo. 

El es nuestro guardián, nuestro consejero; y más que eso, por su generosa provisión, poseemos toda habilidad, el tacto y la necesidad que tenemos. . . 

Todo lo que poseéis es don suyo, pues no tenéis nada con que crearlo o adquirirlo. Se os ha dado, no para que llegue a ser una cuña que os separe de él, sino para ayudaros en realizar su servicio. 
En el momento en que el hombre pierde de vista el hecho de que sus capacidades y pasiones son del Señor, en ese momento está defraudando las posesiones del Señor. 

Ésta actuando como un administrador infiel, haciendo que el Señor transfiera sus dones a manos más fieles. 

Dios demanda a los que él ha confiado sus dones que los administren fielmente, para demostrar al mundo que están trabajando por la salvación de los pecadores. 

Demanda a los que profesan estar bajo su dirección, que no desvirtúen su carácter. . . Diariamente él nos colma con bendiciones. . . 

Llevando la corona de su favor real, glorifiquemos, compartiendo con otros la abundancia con que nos ha colmado. (Manuscrito 63. 1901).
(Espero que me contéis vuestras experiencias cortas y concisas, ya que quiero hacer una matutina con vuestras experiencia.Correo siguiente.)cuentatuexperiencia.@hotmeil.com
Maranata.
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