domingo, 12 de febrero de 2017

ESTA ERA LA VIDA WILLY


Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto e ira tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Isa. 58:8
Willy, un adolescente, era una victima de una esclerosis múltiple. Su esperanza de juventud y de su futuro se ahogaban en las ondas de sus sufrimientos. No le daban esperanza de que òdría alguna vez levantarse de su cama. 

Cuando lo visite (cuenta el pastor Guillermo) , observe las manos retorcidas que yacían sobre las mantas, aparentemente inútiles. El dormitorio podría haber sido la prisión de Willy. Su enfermedad podría haber sido su muleta. Sus dolores podría haber sido su castigo. 

Pero nadie podía visitar a Willy sin recapacitar sobre su propia vida. Willy hizo de su vida una escalera de relaciones. Le hizo preparar a alguien un atril especial para colocar sobre la cama de manera que pudiese sostener un libro y él pudiese leer. 

A otro le hizo hacer un aparato para fijar a su muñeca por medio del cual pudiese marcar los números del teléfono. De alguna manera conseguía nombres de personas que estaban enfermas. Les hablaba para animarles. 
Jamás mencionaba sus propios problemas, sino que les leía pasajes animadores de la Biblia. Willy se escribía con mucha gente. El mismo aparato que usaba para marcar el teléfono le servía para teclear en su maquina de escribir, y así mandaba cartas a personas confiadas en su casa o en un hospital por enfermedad u otras causas. 

Era un suplicio escribir esas cartas, pero Willy no se quejaba. Estaba demasiado ocupado ayudando a otros. Willy nunca se quejó por sus problemas. Decidió que aprendería a pintar. Le llevo tiempo, pero llegó a pintar hermosos cuadros. Aprendió a sostener el pincel entre los dientes y a guiarlo con el movimiento de la cabeza. 

Sin duda a Willy le hubiera gustado practicar de las actividades de otros niños de su edad. Le hubiera gustado tener una buena salud. Pero él usaba lo que tenía. Su vida alumbraba la vida de otros. Estaba fisicamente enfermo, pero mentalmente estaba sano. El ánimo que infundía en otros era su justicia que iba delante de él y glorificaba a Dios. 

Esa era su vida. ¿Cual es nuestra vida? ¿Que hacemos con ella? 

¿Damos gloria a Dios? Hay cuatro hechos de palabras que podemos “pintar” que ayudaría a otros a ver la hermosura de Cristo. Tenemos boca para hablar en favor de Cristo. 

Manos para mandar mensajes con el móvil. Tenemos su Espíritu que nos dirige. ¿Qué estamos haciendo para acelerar su venida? 

 (Espero que me contéis vuestras experiencias cortas y concisas, ya que quiero hacer una matutina con vuestras experiencia. Al correo siguiente.)cuentatuexperiencia.@hotmeil.com
Maranata.
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