sábado, 4 de febrero de 2017

EL DÍA QUE DIOS CANTARA.



Jehová está en medio de t, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. Sof. 3:17
Sofonías tuvo una visión del día cuando los juicios finales de Dios sobre esta tierra habrán pasado y él habrá reunido a Israel espiritual para darle su recompensa. Juan tuvo una visión de ese gran día (Apoc. 20:7-15). 

Satanás ha listado sus fuerzas contra loa hijos de Dios. Las siete últimas plagas no lo han tocado. Dios estaba “en medio” de su pueblo contra el edicto de Satanás de dar muerte a los justo. 

Dios ha salvado a sus fieles. Jesús aparece y nos llevara al cielo, a nuestro dulce hogar. Habrá cantos en el reino. Los ángeles escucharán el canto de los redimidos mientras entonan el cántico de Moisés y el Cordero. 


Quizá Moisés será quien dirija ese festival de todos los coros de la tierra. Cuando el eco de ese himno se haya disipado, podemos imaginarnos a los ángeles cantando en respuesta manifestando el gozo que tienen porque los santos de Dios finalmente han alcanzado el reino. 

Quizá nuestro ángel guardián estará en el coro angelical. Se regocijarán porque estaremos allí. La experiencia más grandiosa de todo será cuando las huestes celestiales guarden silencio y la maravillosa voz de Dios prorrumpa en un canto de victoria, de triunfo y de gozo porque finalmente la verdad ha triunfado, la conducta de Dios ha sido justificada y el pecado ha sido abolido para siempre. 

Ningún redimido ni ningún ángel podrá cantar ese canto. Es el solo de Dios. Solamente él podrá cantarlo, porque está escrito en su sangre. Será un privilegio escuchar el solo divino. 

Esa voz que llamó los mundos a la existencia, que le dijo a Noé “entra tú y toda tu casa en el arca”; 
esa voz que llamó a Moisés desde la zarza ardiente y tronó desde el Sinaí para dar al mundo el código (su Ley) que sera la norma del juicio, prorrumpirá en un canto: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos” (Apoc. 15:3). 

Tenemos una invitación para estar presentes y escuchar el solo de Dios. Por medio de su Espíritu se nos insta a aceptar la invitación. Tenemos la responsabilidad de aceptarla en este momento. 

Es necesario que demos ahora mismo una respuesta. ¿Como contestaremos al llamado?
Maranata.
Luis José de Madariaga.
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