miércoles, 11 de febrero de 2015

¡PODEMOS LLEVARNOS NUESTROS VIENES!


Vended lo que poseéis, y dad limosnas; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoros en los cielos que no se agoten, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Luc. 12:33,34.

¡Cuantas veces decimos que no podemos llevar nuestro dinero a la tumba! Pero, porque ambicionamos en poseer más riquezas, más casa, mas coches etc. Hace algunos años, cuando hacia el recorrido de ir al centro de la ciudad, y volvía a mi casa. Encontraba a un vagabundo con un carrito de la compra y atado al carrito tres perros.

Durante años yo me preguntaba quien era ese hombre, ya que su comida era buena y cara. 

Y un buen día me entere, que ese pobre hombre, andrajoso, era el mejor cirujano del mundo, rico en gran manera. 

Este hombre había abandonado toda su riqueza, por que había perdido lo único que tenia en este mundo, su hijo murió en un quirófano.

Hombre ricos de este mundo se marcharon a la tumba desnudos tal como vinieron al mundo. Ahora bien, pensemos, ¿no es mejor que compartamos algo con los que se están muriendo de hambre? De una cosa estoy seguro: Mis dolares, mi plata, ni mi oro, no tendrán curso legal en el Cielo. Da más el que no tiene, que, el que abunda en la riqueza.

Pero Dios nos da una alternativa. Cambiar nuestro oro, plata, o dinero, por las monedas del cielo. Ninguno puede servir a dos señores. 

Oh sirves a Dios, oh sirves a Mamón. Pero ¿cual es la moneda del Cielo? ¿Buena pregunta para los incrédulos? Solo el hombre puede cambiar su dinero a través de su carácter.

El carácter es la moneda de cambio, en esta tierra hay que dejar, el orgullo, la envidia, las malas aciones, la lujuria, y desear la mujer de tu prójimo, el robar a los hermanos, así un largo ezetera. Es el carácter cristiano, manifestado en nuestra propia vida y en las de aquellos que han recibido nuestro testimonio.

Pablo le pidió a Timoteo que diera un mensaje a los ricos, pero podemos estar seguros de que se aplica igualmente a los pobres, o la clase baja media alta. “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia. No e visto ajusto desamparado, ni a su simiente mendigando pan. Yo no lo e visto en mis 47 años de intentar ser un buen cristiano. 
 Que hagan bien, que sea rico en buenas obras, dadivoso, generoso; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”. (1º Tim. 6:17-19)
Maranata
Oren por la vista de mi esposa, solo ve de un ojo.
Luis José de Madariaga.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

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