domingo, 8 de febrero de 2015

EL FUEGO ETERNO.


El fuego ha de arder continuamente en el altar; no se apagara. Lev.6:13.

¡Fuego eterno! Dios encendió el fuego del altar del tabernáculo, y ordeno que estuviera siempre encendido. Hay dos tendencias sobre el tiempo en que el fuego estuvo encendido. 
Los judíos mas ortodoxo y según la tradición dicen que el fuego sagrado estuvo hasta la destrucción del templo de Salomon. Que duro unos 1.400 años. 

Hay otra interpretación, los judíos afirman que Dios había encendido ese fuego (Lev.9:24) Por lo tanto como lo había encendido Dios, ardió continuamente hasta el cautiverio babilónico. Algunos hasta pretende que nunca se apago hasta la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.

El símbolo del fuego, que se relata en las Escrituras, es digno de un estudio más profundo. Representa a la divinidad. 

En Deut. 4:24 se nos dice: “Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor”. La revelación de Dios en la zarza ardiente en el Sinaí impresiono a Moisés con la pureza y el poder del Señor. 

Cuando Jehová hablo con él en el Sinaí, descendió sobre él en fuego; y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte estremeció en gran manera”. (Exo. 19:18). “Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego” (Deut. 4:36).

La majestuosa grandeza de esta escena exaltó a la autoridad y la dignidad de los Diez Mandamientos. El símbolo del fuego implica grandes lecciones para la iglesia de hoy. El fuego es activo; nunca es pasivo. Siempre avanza: sin retroceder, se extingue. No puede ser estático; si lo fuera, dejaría de ser estático. 

No puede descansar; siempre esta en actividad. Se desplaza, se extiende, nunca elude su deber. Jamás se aísla, siempre comparte. Nunca emplea intermediarios. 

Existe por que es constante en su tarea. El fuego se entusiasta; nunca es reservado lo da todo, no se rinde. Hay algo en su interior que le hace ser persistente, quiere alcanzar su objetivo. 

Para existir tiene que consumir y devora todo lo que encuentra a su paso. El sabe que no puede alimentarse de la nada. Siempre esta ocupado en una sola cosa: quemar. No se lo puede desviar de su trayectoria. Consume todo lo que encuentra a su paso. Si acción es contagiosa.

Así debería ser la iglesia y dar su testimonio, por lo menos en Europa. Pero en términos generales la Iglesia da su testimonio.
Se la puede encadenar como en el siglo XI al XV que la confinaron en las mazmorras de la Santa Inquisición, la pisotearon, la arrojaron al agua, en calabozos oscuros la encerraron. Pero continua ardiendo y devora todo lo que encuentra. 

Así ocurrió en la Iglesia del Nuevo Testamento.
La oposición solo consiguió que ardiese más, hasta que se convirtió en un gigantesco incendio que ilumino toda la tierra con el Evangelio de Cristo. 

 Una iglesia que arde para gloria de Dios es uno de los conceptos más estimulantes que la mente humana puede concebir.
Maranata
Oren por la vista de mi esposa, solo ve de un ojo.
Luis José de Madariaga.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

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