sábado, 10 de febrero de 2018

LA PRUEBA DE UN CRISTIANO


Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:40
Recuerdo cuando iba a las clases de religión, siempre tenia buenas notas. Todos buscábamos palabras o frases que llegasen al corazón y no a la mente. 

El éxito espiritual se halla en juntar adecuadamente frases muy religiosas. De manera que cuando el profesor lo oye se admire, frases como “limpiados por la sangre”, o “somos quebrantados al pie de la cruz” o aun somos “justificados por la propiciación hecha como una expiación por nuestras transgresiones”, el profesor se quedaba pensativo y después decía:“

¿Puedes usted describirme la misma experiencia en su vida, sin usar palabras rebuscadas?” Cuando veo a predicadores que rebuscan las palabras , veo en ellos que se han vuelto muy avanzados teólogos, y muy expertos en “lenguaje divino” y buscan frases muy pías. 

Para muchos de estos cristianos, la religión es una cosa de la cual se habla en un reino aparte de aquel en el cual se vive y se experimenta. Estas personas ven al mundo en dos partes distintas; la real y la religiosa.
Siendo que ni Dios ni el cielo han sido vistos por el hombre, la conversación acerca de ellos rara vez necesita ser verificada en el mundo común y real. 

Jesús sabe que el cielo es un mundo real muy real, como lo es en toda sus creaciones, y que su futuro no muy lejano al igual que sus residentes serán personas reales que han aprendido a incorporar los principios del cielo en sus relaciones diarias en la tierra. 

Así cuando describamos la pruebas de la religión que sean genuinas basadas en nuestra experiencia personal con Cristo. El cielo se debería vivir en la tierra como la vivió Jesús. 

Los que esperamos entrar en el cielo, debemos vivir en la tierra los principios establecidos en el reino de nuestro Padre. 

Cristo hablo de tal manera, que cautivaba a todo el mundo, así deberíamos ser todos sus hijos si queremos comprender el cielo y que otros lo comprendan. 

¿Han llegado a ser los principios del reino una parte tan real de nosotros que los expresemos con aquellos que nos rendían honores por hacerlo? 

¿Como trataremos a los miembros de nuestra familia que no tienen nuestra fe? Cristo nos dio el ejemplo, el problema es que nosotros no lo hacemos.

Tratamos mejor a un ejecutivo, a un empresario, o aun perro, que a nuestra familia. Las respuestas descuidadas e impulsivas, desparramadas a lo largo de un atareado día de presiones ordinarias son las medidas más válidas de la condición de nuestras almas. Seamos imitadores de Cristo, para vida eterna.

[Gracias por buestras oraciones, estoy bastante bien de los picores, aunque es proceso es lento, aun que espero con la ayuda de Dios se me corija. No se vuestras creencias, pero se que Dios os escucha. Ruego a Dios que os de su bendición. Gracias por todo].
Maranata.
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