DIOS DE AMOR

En el amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor 1º Juan 4:18.
Más de 70 veces leemos en la Biblia que Dios castiga a la gente por sus iniquidades. ¡Y entonces Juan dice en un verso que la gente que tiene temor del castigo es imperfecta! 

¿A quién hemos de creer? ¿Cuál es la real verdad acerca del castigo? ¿Es Dios punitivo? Lo que estamos considerando son dos formas de “castigo” o dos conceptos de “castigo”. En un sentido de la palabra, castigo significa dolor en alguien que sufre por causa de su conducta errónea. 

Imaginemos a un amigo en una posición de poder o autoridad, como ser un padre, un policía o un maestro, cuyo trabajo consiste en vigilar la conducta de otros. Cuando alguien a su cargo obra mal, ellos deben enfrentar este problema. 

Y así castigar, imponen una sanción contra el infractor. Reconocemos que este tratamiento, además, a veces contienen un sabor de represalia contra la victima, y también produce un shock emocional. 

Revela el supuesto de que el acto erróneo no tendrás consecuencias inherentes suficientemente malas, y entonces debe inventarse y aplicarse artificialmente una clase de dolor corporal. 

Esto sirve para asegurarse que la persona castigada temerá al legislador y de ese modo será más obediente. 

Hay personas que simplemente no pueden pensar en una mejor manera de conseguir que la gente obedezca que amedrentarla hasta llevarla a la sumisión. Esto se practicaba mucho con los niños huérfanos en Inglaterra. 

 ¡Pero Dios no obra con nosotros de esta manera! El tiene mejores razones para que nosotros obedezcamos a través del amor y no de la ira o la venganza. Su ley presenta realidades de existencia tan vitales que no necesita “lanzar su ego herido contra el hombre” . 

Y demuestra tanta confianza en su capacidad para instruirnos que quiere que tengamos como referencia la verdad de los caminos antes que el temor a sus emociones negativas. “Dios es amor” y el amor hecha fuera el temor” 

El castigo, no obstante, tiene una función apropiada. 

No siempre comprendemos con rapidez cuán doloroso es apartarnos de sus caminos; y -para que no comencemos a vivir en una fantasía. 

El nos pone misericordiosamente cara a cara con la acción pecaminosa de nuestra vida, los hechos demuestra como somos en realidad ante nuestro Dios. 

En vez de dejarnos atrapados en el pecado, El nos da una muestra de los resultados de nuestra conducta y nos da una advertencia. El dolor sobrevendrá si seguís por ese camino. Yo, os invito a venir ami, “Yo soy el camino la verdad y la vida” .
Maranata.
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