miércoles, 21 de febrero de 2018

EL ÚLTIMO LLAMADO.


Y cerca de la hora nona, Jesús exclamo con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mat. 27:46.


Cada año millones de personas mueren en accidentes de trafico. Aunque los fabricantes de coches instan cinturones de seguridad en los asientos, y hay mucha gente que muere por no usar los cinturones.

Y muchos niños mueren de hambre en áfrica por falta de alimentos, también mure muchos inocentes en las guerras inútiles de esta vida. Desafortunadamente, no vivieron para beneficiarse de las riquezas de países bien desarrollados.


Desde el Edén, la gente ha creído que tiene vida independiente de Dios. 

La teoría de la evolución es simplemente una elaborada explicación a ese efecto. 

Y la existencia diaria tanto de ateos como de asistentes a las iglesias parece verificar tal pensamiento.


Comprobar que Dios es nuestra única fuente de vida, puede ser como descubrir demasiado tarde que no somos inmunes a la muerte.El hombre debería perecido en el Edén. Pero Dios no estaba procurando examinando las estadísticas para probar que es lo recto.


¡El deseaba que nosotros pudiéramos vivir! Así que ideo un plan por el cual pudiésemos ver qué ocurre con nosotros cuando nos separamos de Dios, y no obstante vivir para recibir los beneficios de la lección. Increíblemente, ¡Dios se haría uno de nosotros!(2º Cor.5:21).


¡Al contemplar a Jesús, nuestro Sustituto, descubriríamos que el pecado -es la separación de Dios con el hombre- mata! Los hombres no mataron al Hijo de Dios. 

Cristo fue clavado en un madero, ¿por qué? Porque experimento por nosotros las consecuencia del pecado, murió por nuestra rebelión contra Dios.


(Clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿Poe qué me has abandonado?” Cristo murió sabiendo que había realizado lo que se necesitaba. Y por segunda vez exclamo a gran voz “Consumado es” (Jun. 19:30). Fue nuestros pecados que mataron al Hijo de Dios.)


Tan gran amor tenia su Padre por el hombre, que dio todo lo que amaba por el hombre. Pero el hombre lo rechaza, como si fuera algo que no tenia valor. En el servicio del Santuario, el hombre pecador llevaba el cordero como ofrenda y con su propia mano lo degollaba.


El hombre sentía la muerte del cordero. ¡Qué poco valoramos la muerte de Jesús! El sacerdote sólo recogía la sangre. 

El hombre no es consciente de la muerte de Cristo Jesús en la cruz. El hombre se mata así mismo.


Dios nos exhorta a entrar en razón. “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. 

Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis. . ? Eze. 33:11

Y cerca de la hora nona, Jesús exclamo con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mat. 27:46.

Maranata.
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