lunes, 19 de febrero de 2018

EL AMOR HACÍA LOS ENEMIGOS.


Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ellos nada. . . y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Lucas 6:35
Los padre siempre están procurando tener a mano un arsenal de métodos a fin de lograr que sus hijos obedezcan. 

Los que somos padres, reconocemos la mayoría de estos métodos: ruegos, órdenes, dulces, y vez en cuando algún alago que otro, y sobretodo grandes sermones, que a final no sirven para nada. 

A veces en completa desesperación, la madre o el padre depende las circunstancias los rebajamos y lo comparamos con otros niños. Y sale la frase favorita de los padres: “ ¡Ana, después de lo que he cho por ti, me pagas así!” 

Y nos vemos chasqueados cuando vemos que no le llevó al arrepentimiento y a la transformación. Cuando todo pasó, nos cuenta como lo hizo y porque lo hizo. Y cuando esto ocurre revisamos nuestros métodos y pedimos ayuda ha Dios. 

¿Nos manipula Dios con bondad? ¿Acaso dice: “Después de todo lo que he hecho por ti, ¿qué vas hacer tú por mí”? ¿Que significa “no esperar nada en retribución”? 
Para nosotros, esperar algo en retribución significa que le hacemos bien a otros, esperando un favor a cambio; y luego nos sentimos chasqueados si el favor no es retribuido. 

Así somos los seres humanos. Entonces ese chasco a menudo es usado [por medio de comentarios muy sutiles, miradas de reojo, chismes que perjudica más que una espada de doble filo] para asegurarse que la próxima vez, el favor sera retribuido. 

Y si alguien no es agradecido por todas las buenas cosas que le hacemos, entonces, la amabilidad se termina, por qué se hacia para inducir a la gratitud. 

¿Qué nos enseña todo esto? Si Jesús nos llamó a elevarnos por sobre esto, ¿no esperaríamos que su Padre no se inclinaría a tales métodos? 

Estos nos tiene que hacer reflexionar en nuestras vidas. Nuestro Padre hace bien porque es bueno, no como un medio para infundir sobre sobre nosotros. 

El continúa siendo bondadoso, aun con los ingratos de corazón. 
Aun sus actos de disciplina son expresiones de bondad, porque quiere que sus hijos vivan dentro de los límites de la realidad. 

La gran bondad de Dios a través de los siglos sólo tiene el propósito de inspirarnos amor y no de controlarnos, quiere sanarnos y no gobernarnos a través de imposiciones imposibles de obedecer. 

El amor incondicional del Padre nos conduce a la plenitud; el amor condicional nos lleva a la desesperación.

[Gracias por buestras oraciones, estoy bastante bien de los picores, aunque es proceso es lento, aun que espero con la ayuda de Dios se me corija. No se vuestras creencias, pero se que Dios os escucha. Ruego a Dios que os de su bendición. Gracias por todo].
Maranata.
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