Hay una lección que se desprende de la vida del rey Davi y de Salomón que es una lección para nuestras vidas. Dios es el creador y señor del universo.
A él se debe todo lo que hay de bueno en este mundo. David y Salomón reparte conforme a su misericordia. Ambos reyes reconocían la fuente de esas bendiciones (1 Cron. 29:12).
Tiene un sentido moral para la vida de quienes están en la edad madura, aquellos que ya descienden de la montaña hacia el sol poniente de la vida.
Nos sorprendemos de ver a jóvenes que vacilan entre dos aguas, las del mundo y las de Dios.
Están indecisos entre los principios bien establecidos de Dios, y las corrientes bravas de este mundo, alejándose hacia el abismos.
Cuando caminamos por el sendero de la vida, y los años transcurren y encontramos una estabilidad espiritual, y el carácter este estabilizado en el Señor, es cuando debemos afianzarnos en el temor de Dios.
Aunque en algunos casos, y son la excepción y no la regla, fracasamos como lo hizo Salomón...
Cuando su fortaleza debía de ser firme, se lo halló el mas débil de los hombres. Como creyentes cristianos deberíamos preguntarnos,
“¿Este es el camino que Dios quiere para mi?” Todos, Jóvenes, adultos, y maduros deberíamos de hacer una reflexión en nuestro camino hacia la eternidad.
Vivimos en un mundo donde todo lo que hagamos esta bien, ya que tenemos a un Padre que todo lo perdona.
Esto no es así. Cada uno daremos cuenta de lo que hagamos en este mundo, sea para gloria de Dios , o para deshonrara.
Hay corrupción interna; hay tentaciones externas; y siempre que uno quiere avanzar en el camino de la santidad, Satanás nos pone la zancadilla.
La promesa que Dios nos da es tranquilizadora, “venid ami” Cristo esta mas dispuesto a ayudarnos, que nosotros dar buenas dádivas a nuestros hijos.
Dios nos concede muchos talentos para no darles mal uso de ellos, pues Salomón debería de ser una advertencia para todos. La bondad implica verdadera grandeza.
Cada uno ha de legar una herencia para bien o para el mal. En el sur del monte de las olivas estaba el monumento a la apostasía de Salomón.
Josías en su celo por Jehová destruyo las imágenes. Hagamos como el rey Josías, destruyamos todo aquello que nos impida estar cerca de Jesús.
MARANATA.
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