LAS DEUDAS SE PAGAN.

A griegos y a no griegos, y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. Roma. 1:14-15.

Los griegos dividían a la humanidad en dos grandes grupos, los griegos intelectuales y los no griegos, ya que para los griegos todos lo que no eran griegos eran “bárbaro”. Este era el concepto que tenían en la antigüedad. Aunque el termino “bárbaro” no era necesariamente despectivo.

Sino que era para la diferenciar las razas 1º Cor. 14:11). Roma como cabeza del imperio, había toda clases de representaciones de los países conquistados, razas, y de todas las culturas. Pablo era deudor de predicar el Evangelio a todo el mundo. 

Es por eso que su afán era visitar Hispania (España) para dar el testimonio de Jesucristo. El Evangelio tiene un mensaje para todo el hundo. Y vuestro servidor hace una pregunta: 

“¿Debemos conformarnos, como cristianos con llevar acabo la investigación bíblica en mi vida como un hobby privado, y desarrollar mi propia vida espiritual? Pablo lo tenía muy claro con respecto a esta pregunta. 

¿O debe como cristiano y guardador de la ley de Dios y preocuparme personalmente por los que están en el mundo y darles las nuevas noticias del regreso de Jesús? 

Pablo contesta a esta pregunta. Soy deudor al mundo a griegos y no griegos.

Los griegos se enorgullecían de su sabiduría y la buscaban ávidamente (1º Cor.1:22); sin embargo, el Evangelio era también para ellos. 

Pablo era un hombre culto. Pero el Evangelio era para todos. 

Creo sinceramente que la relación que los hombres mantienen con Cristo es más significativa que cualquier distinción nacional o personal. Pablo tenía profunda “necesidad” de predicar el Evangelio.

!Ojala la tuviésemos nosotros! Es imperioso hoy día, de ser muchos Pablos y predicar la segunda Venida de Cristo. ¿Somos nosotros deudores? 

La tarea de dar testimonio de Cristo no es una cuestión de elección sino más bien una responsabilidad. Pablo cumplió su responsabilidad con el pueblo Romano y con el mundo, a costa de su vida misma. 

Pagar esa deuda en un mundo moderno y ateo no es un asunto fácil. Hoy hablar de religión es muy impopular. 

Si Pablo había predicado en las grandes ciudades, ahora nos toca a nosotros hacer lo mismo. 

Pablo no se avergonzó en decir que era cristiano y que guardaba la ley de Dios. 

Pero muchos cristianos así llamados, deshonra al Dios de los cielos, cuando su ejemplo no es digno. 

Creo que nunca podemos pagar nuestra deuda a esas personas hambrientas de la palabra de Dios. ¿Diremos cómo Pablo? Hemos peleado la buena batalla, he acabado mi carrera, he guardado la fe. Por lo demás. . . . ¿ 2º Tim. 4:7-8.

MARANATA.

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