jueves, 12 de noviembre de 2020

EL DEFENSOR DE LA FE.

¿Crees, oh Agripa a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hecho tales cual soy yo, excepto estas cadenas Hechos. 26:27-29.

Agripa como Judío quizá creía en los profetas. Hoy en pleno siglo XXI, muchos se llaman cristianos de nombre, pero no creen en las profecías bíblicas. 

Muchos de estos llamados cristianos, sólo creen en el Nuevo Testamento, más de hay no pasan, ¡no digo que no tengan fe,! ¡no! De hecho hay muchos con una fe que quisiera tener yo.

Lo que quiero decir es que la gran mayoría son como el rey Agripa, que sólo creen de oídas. Pablo anticipo la respuesta del rey. 

Agripa se daba cuenta de que todo lo que Pablo había dicho era verdad, pero ni el conocimiento ni la convicción pudieron inducirlo a vivir lo que creía. 

Así nos pasa a muchos cristianos, que sabemos de la verdad bíblica y no vivimos de acuerdo con ella (Mat. 7:21-27). 

Agripa hablo a Pablo en forma irónica, como para burlarse de la seria exhortación de Pablo. 

Como Agripa, muchos que están profundamente convencidos del Evangelio con frecuencia hablan y actúan en una forma indiferente, en particular ante la presencia de sus amigos incrédulos.

Este hecho de Pablo me recuerda ha Hugo Latimer, un reformador Ingles que fue capellán del rey Enrique VIII de Inglaterra. 

En una de sus homilías ante la presencia de Enrique VIII dijo: “¿Sabes delante de quién vas a hablar en el día de hoy? 

Vas a hablar delante del gran del gran y poderoso monarca, la majestad más excelente, quien puede quitarte la vida si le ofendes; así que, mira que no hables ninguna palabra que pueda desagradar.

Pero también ten en cuenta, Hugh, ¿no sabes de quién es el mensaje con que eres enviado? ¡Del Gran y Poderoso Dios! Recuerda también que vas a hablar delante del Rey de reyes y Señor de Señores.

¡Quien es omnipresente! ¡Quien puede enviar tu alma al infierno! Por tanto, presta atención para exponer tu mensaje fielmente y no desagradarle”.(testo original). 


Latimer no estaba preocupado de ofender al rey con la palabra de Dios, sino de ofender al Rey de reyes con las palabras de hombres. 

Latimer se acordaba de Hechos 26, sabía que estaba predicando ante el Rey de reyes.

Pablo hizo lo mismo, estaba predicado ante el Rey de reyes y Señor de Señores. ¿Cuándo predicamos en el púlpito, en presencia de quien estamos?. Nuestras palabras nos condenaran sino decimos la verdad.

MARANATA.

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