lunes, 14 de diciembre de 2015

LA BATALLA DEL CRISTIANO.


Pelea la buena batalla de la fe, hecha mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuisteis llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. 1º Tim. 6:12.

Hay continuas batallas que pelear, y otras que perder, más las mejores son la que ganamos a través de los méritos de Cristo.
Cierto es que no estamos a salvo ni un momento a menos que nos coloquemos bajo la ciudad de Aquel que dio su apoyo al hombre entrenando su vida para hacer posible que cada uno crea en él como Hijo de Dios, cuando se vea frente a la presión de la variada ciencia de Satanás, pueda escapar de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. 

Es plenamente capaz, en respuesta a nuestra fe, de unir nuestra naturaleza humana con la ayuda divina, sin esto es imposible obtener la victoria. 

Al confiar en la naturaleza divina y al participa de ella y a fortalecer nuestro esfuerzos, estamos proclamado la misión de Cristo sobre la tierra es paz en la tierra y buena voluntad para con los hombre. 

Debemos hablar de los peligros de las guerras contra el enemigo invisible y llevar puestas nuestra armadura, porque no estamos haciendo la guerra contra carne ni sangre, sino contra principados y potestades y huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. . . 

Por lo tanto necesitamos mantenernos bajo la constante custodia de los santo ángeles. El seguir a Cristo no significa estar libre de los conflictos. No es un juego de niños. No es ociosidad espiritual. Todo es gozo del servicio de Cristo significa las sagrada obligación de enfrentar a menudos duros conflictos con sigo mismo. 

Seguir a Cristo significa duras batallas, labor activa, guerra constante contra el mundo, y la carne y contra nuestro pero enemigo. La victoria ganadas por Cristo en guerras duras y cruentas serán nuestro gozo. . . 

Estamos alistados para la lucha “no por la comida que perece, sino por la comida que da vida eterna y permanece (Jun. 6:27). Debemos procurar nuestra salvación con temor y temblor. .

Se requiere una vigilancia continua para ser fieles hasta la muerte, para pelear la buena batalla de la fe hasta que termine la guerra y como vencedores recibamos la corona de la vida (Manuscrito. 156. 19007).
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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