domingo, 20 de diciembre de 2015

DIOS TIENE UN COFRE PARA CADA UNO


Procuró el predicador hallar palabras agradables, y escribir palabras de verdad. Eclesiastés 12:10.
Me encontraba en las dunas de merzouga con mi sobrino, íbamos a comprar fósiles. Y esto fue lo ocurrido: 

Estaba una noche contemplando el cielo en medio del desierto entre las ciudades de Zagora y el Foum Zguid, en la mitad del camino cerca de un pueblo llamado Bou Rbia (longitud 6º 30º de la latitud ) , para dirigirnos Mhamid dentro del desierto Hamada Du Draa (desierto del Draa). 

Es el mas temido por los exploradores del desierto. Estuvimos esperando como hora y media, en un silencio aterrador. Solo oíamos el latir de nuestro corazones. 

Me recosté en una duna para contemplar el cielo, nunca vi en mi vida las estrellas del firmamento, era un espectáculo formidable, que ninguno se puede perder. 

Los cielos cuanta la gloria de Dios. Cerré los ojos y me imagine como sería ir a la tierra nueva, contemplando todo el universo. 

Así como cada estrella en el cielo ocupa el lugar que Dios le ha asignado en sus planes, lo mismo sucede con cada palabra de su santo Libro (La Biblia). Cada palabra es parte del mensaje divino de salvación para el hombre caído. 

Cada uno de nosotros es un mensajero divino de esperanza. Pero para llegar a este punto, debe haber una entrega, un renacer en Cristo, entonces seremos como el predicador, tendremos palabras agradables. 

¿Y que mejores palabra podemos transmitir que las palabras de la Biblia? “Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría a su pueblo; e hizo escuchar e hizo escudriñar, y compuso proverbios” 

Este es un ejemplo para el pueblo de Dios, es un desafío para cada uno de nosotros. Solo podemos impartir el conocimiento que hallamos adquirido.Cuando obtengamos nuestro conocimiento de la Palabra de Dios, y lo ordenamos en palabras de modo que de la (28) esencia del mensaje de Dios, sea transmitida con bondad y amor, para ganar almas para Cristo. 

Dios quiere que transmitamos el mensaje con sensatez, con claridad, ya que seremos juzgados por nuestras palabras. La Palabra de Dios es la verdad. 

Lo digo en todos mis blog, no hay libro en el mundo, que diga la verdad de Dios y de los acontecimiento históricos y proféticos que la Biblia. 
Las palabra que usamos deben ser como las estrellas, deben se joyas, diamantes que brillen y deslumbre la belleza de Nuestro Dios. 

La cosas que digamos deben ser joyas para el tesoro de Nuestro Dios. 
 El mismo Espíritu que guió las manos que escribieron el Libro de Dios nos ayudará a almacenar en nuestro corazón el tesoro de Dios.
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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