lunes, 1 de septiembre de 2014

ABSOLUCIÓN PARA TODOS.


Así qué, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Romanos. 5:18.

El hombre, al intentar justificarse a si mismo mediante sus propias obras, no importa de que denominación religiosa sea, esta tratando de introducir un cerdo en el living de las cosas, con la esperanza de que de ese modo el animal cambie en su manera de ser. ¡Cuán a menudo nuestros esfuerzos por salvarnos a nosotros mismos nos sumergen más profundamente en el abismo del pecado.

Cuando la gente trata de poner en práctica el método de “la marca de la bestia”, es decir, la salvación por las obras. “El principio de que el hombre puede salvarse por sus obras, y que el fundamento de toda religión pagana, era ya principio de la religión judaica. Satanás (o Iblis) lo había implantado; y doquiera que se lo adopte, los hombres no tienen defensa contra el pecado” (DTG. p. 26).

Formúlate esta pregunta: ¿Por qué los hombres no tienen defensa contra el pecado si emplean el método de la justificación por las obras? Estoy seguro que tendríais muchas opiniones con respeto a esta pregunta. Pero en mi modesta opinion creo que la principal es la siguiente:

Si yo puedo hacer algo para justificar o cancelar cualquier pecado que haya cometido, seré incapaz de luchar en el futuro contra las irresistibles tentaciones que me van hacer cometer los mismos pecados nuevamente.

Mi experiencia con personas que profesa el Islam, ellos me decían que no tenia remordimiento de conciencia, ya que Dios les perdonaba. Pero lo cierto es que cada día ellos cometían lo mismos pecados, uno de ellos me decía que no le importaba matar, y que si moría iba al Paraíso.

Pero lo curioso es que gran parte de la cristiandad hace lo mismo. Si puedo pagar esos pecados mediante algunas buenas aciones, ¿para qué evitar la tentación? Si yo, por medio de mis propias obras puedo pagar por ellos, no necesito el sacrificio de Cristo. Esto es para los que creen en Cristo, ya que para los demás, esto no tiene sentido, sus propias aciones los condena.


Este concepto destruye automáticamente todas las defensas mentales contra el mal. Le estoy poniendo mi propio precio al pecado; un precio que no guarda ninguna relación con lo que Jesús pagó para lograr nuestro perdón.

Cualquier pecado que yo cometa cuesta la vida del Hijo de Dios.

La salvación por las obras no permite ver el pecado en toda su horrible deformación y degradación, e induce al hombre a creer que él es su propio salvador.

Cuando se da cuenta de lo terrible que es el pecado, siente la necesidad de buscar refugio en la cruz de Cristo. Es por eso, que en los últimos días, antes que venga Cristo en las nubes, muchos que hoy no son cristianos reconocerán a Cristo como su salvador. Bajo su sombra solamente puede estar seguro. Quedémonos allí hoy y para siempre.

Promesa.
En el lugar secreto de oración, donde ningún ojo puede ver ni oír sino únicamente Dios, podemos expresar nuestros deseos y anhelos más íntimos al Padre de compasión infinita; y en la tranquilidad y el silencio del alma, esa voz que jamas deja de responder al clamor de la necesidad humana, hablara a nuestro corazón” (DJM. 73).
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La Biblia a través del tiempo

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