jueves, 11 de septiembre de 2014

LOS CAMINOS DE DIOS.


Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.  Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isa. 55: 7-9.

Lo cierto es que nuestro texto empieza con una invitación a abandonar nuestros propios caminos y volver a los caminos de Dios. Si prestamos atención al hecho de que nadie puede ir a él sin cambiar de camino.

Cuando el Espíritu de Dios toca a alguien y el ama se rinde a Cristo, se produce un cambio en las ideas y en los conceptos, el hombre emprende inmediatamente la huida del pecado, sobre todo los pecados acariciados y cultivados.

Sin reforma no hay verdadera conversión. Cuando nos volvemos a Dios, no solo recibimos el perdón, sino abundancia de de la gracia de Cristo para poder seguir siendo fieles a Dios.
Este no es una concesión hecha de mala gana por parte de Dios.
¡No! ¡De ninguna manera!

Lo otorga complacido, porque él ama al pecador. Nuestro Dios es rico en misericordia. Hay prodigalidad y abundancia en su perdón. Por esta razón principalmente afirma que sus pensamientos y sus caminos no son los nuestros.
¿Hay alguien, incluso hasta un cristiano convertido, que sea capaz de perdonar como el Señor? Por lo general, pasamos por extraños conflictos emocionales cuando tenemos que perdonar.
Conozco un caso especifico, un hecho real de hace un año. Todo por unos treinta centímetros de tierra, fueron a juicio, se llamaron a peritos para medir la tierra, el juez determino que el hermano pequeño tenia razón. 

Pero lo malo es que uno cree que su hermano tiene que pedirle perdón, hasta tal punto a llegado la cosa, que esta persona cuenta la historia a todos sus vecinos y amigos, una y otra vez. El no a perdonado, no sabe que es el perdón.

Pero no ocurre lo mismo con Dios. ¿Recuerdas al hijo pródigo?
Su padre estaba afuera, junto al camino. Corrió hacia el hijo que regresaba, con el corazón lleno de perdón. Dios es distinto a nosotros. Nuestros caminos personales y egoístas son diferentes de los suyos.

Nuestro caminos nunca son los caminos de Dios. Aqui tenemos una nueva ilustración para asegurarnos de que aun los que por años han vivido en pecado pueden comprender la enorme diferencia que existe entre los caminos de Dios y el de los hombres.

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

Nosotros, complacientes humanos, necesitamos con urgencia inhalar aunque sea un poco de la fragancia del espíritu perdonador de Dios Padre.

Si esto realmente ocurre en tu vida, ¡qué cambios se verían en nuestras vidas, y en el seno de nuestra familia y de nuestra iglesia, en la sociedad!  Tus palabras tienen que acompañar a tus hechos, si esto no sucede, es que aun te falta entregarte a Cristo. ¡Dios quiere que tu seas transformado por su gracia y que esto suceda hoy en tu vida y en la mía. Amen
Maranata,
http:// lecciones-biblicas.blogspot.com
La Biblia a través del tiempo
http://segunda venida apocalíptica

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