miércoles, 3 de septiembre de 2014

¡ESTÁS ABSUELTO!


De cierto de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, rtiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Juan 5:24.

La frase “no vendrá a condenación”, simplemente signofica que una persona está libre de toda condenación debido a que ha sido justificada por la sangre de Cristo. Al hecho de queCristo haya pagado nuestra deuda en la cruz esto lo llamamos justificación.

Cuando un pecador sigue los sencillos pasos del arrepentimiento, la confesión y la restauración, el Señor escribe la palabra “justificado” sobre su vida y en su registro en los cielos. Pablo lo dice en forma muy hermosa: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).


El que oye. Este verso es muy significativo porque demuestra la estrecha relación entre oír y creer. Los dos están expresados en griego mediante participios que comparte un articulo en común, lo que implica que oír no tiene valor a menos que también se crea (Mt. 7:24).
La idea de estar en paz con Dios. Significa sencillamente que a los que hemos estado abrumados por el sentimiento de culpabilidad, ahora se nos declara libres de toda condenación.

Gracias a lo que el Señor hizo en la cruz, no estamos más expuestos a la condenación de la ley.


No estamos más bajo la terrible sentencia de muerte: ¡Estamos
absueltos! En el capitulo ocho de Romanos, que comienza con “Ninguna condenación” y termina con “Nada podrá separarnos”, aparece la siguiente pregunta: “¿Quien es el que condena”?. Los cristianos no necesitan temerla. ¿Por qué? Porque “Cristo es el que murió. . . el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” ( vers. 34) Esto incluye a todos los seres humanos que lo hace ten.

El Rey Darío de Persia trabajó hasta el anochecer para librar a Daniel del foso de los leones. (Ver Dan. 6:14). Pero todos sus esfuerzos fueron infructuosos. Daniel tenía que ser arrojado al foso de los leones, fieras que llevaban varios días sin comer.

Sin embargo, si el rey, que respetaba admiraba mucho a Daniel, hubiera decidido ofrecerse a sí mismo como sacrificio, estoy totalmente seguro de que nadie hubiera tocado a Daniel.
¿Como podría haberlo condenado si el rey se hubiera sometido al castigo que él mismo había instituido?

Cristo estableció la Ley, y la ley dice: el alma que pecare esa morirá. (Ezq. 18:4). Pero Cristo que estableció la ley, murió para restablecer la ley que había sido quebrantada por el hombre. 

 La hermosura que implica el concepto de la justificación, nos induce a entregarnos plenamente a Cristo. 
Maranata.
http:// lecciones-biblicas.blogspot.com
La Biblia a través del tiempo
http://segunda venida apocalíptica

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