martes, 11 de septiembre de 2018

LA CONFIANZA PUESTA EN DIOS.

Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová (Dios). Salmos 40:3.

Nuestras almas deberían de tener hambre de los dones del cielo. ¿para qué? Para esparcirlas por el mundo que esta pereciendo. 

Tenemos que ir a Dios con fe y derramar nuestras súplicas ante él, creyendo que obrará en nuestro favor y de aquellos que han de salvarse por los méritos de Cristo. 

Debemos de dedicar mas tiempo a la oración ferviente. El tiempo es corto, y un mundo que perece esta apunto de su destino final. Él está listo para perdonar y ayudar. Aquellos que aceptan a Cristo como su salvador es sólo el comienzo de su carrera. 

El salmista usa la alabanza como una oración elevada a los atrios de Dios. Dios nos da un corazón para alabarlo. Es una idea muy frecuente en los salmos ( Sal. 3:3; 96:1; 98:1; 144:9). El creyente que se mantiene cerca de Dios encontrará diariamente nuevas razones para alabarlo (Lam. 3:22-23). 

El canto de los redimidos será un cántico nuevo, es el canto de una experiencia personal, un himno de victoria. Pero para ver esta liberación, hay que llamar a otros para que participe en ella. 

El aceptar a Cristo es sólo el comienzo de los cristianos convertidos a la verdad, y de los que ya están, por qué ellos guardaran la ley de Dios, y comprenderán que su ley es inmutable. Pedir a Dios fuerzas para proclamar su verdad. 

El salmista ve su necesidad como pecador. Cree firmemente que es aceptado por Cristo y sabe que es el comienzo de su carrera. 

Tiene que haber una relación intima con su hacedor, hay mucho que aprender, para experimentar esa unión entre Dios y el hombre. 

El salmista ve su necesidad de pedir a Dios sus peticiones. El no se ofende cuando sentimos la necesidad de probar sus respuestas. Es su deleite llevar a cabo su parte en el proceso de esa vinculación. 

“¡Pruébeme! .invita-, ¡Comprueben si no soy el mejor Padre y amigo que has conocido!” “¡Es un pecado dudar de él!” David comprendió esto cuando fue perdonado y confió en su Dios. Jesús paso tres años con hombres que estaban llenos de dudas en la noche de la crucifixión. 
Cristo trabajo en sus corazones para resolver sus dudas. Ellos conocieron el gran amor de Cristo por ellos, y cuando llego el momento no le abandonaron. Testificaron por él y murieron por su Maestro. Conocer a Cristo es amarlo. Es confiar en El. 

La vida devocional del cristiano no es para demostrar su consagración, sino para mejorar su capacidad de confiar en Quien es digno de confianza. Toda una vida.
MARANATA.
http://meditacionesmatinales.blogspot.com
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
http://judaislacris.blogspot.com
http://historiaybiblia.blogspot.com
http://segunda venida apocalíptica
httpviajes a través del tiempo y del espacio
http:/7Alientos de vida eterna. blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario