martes, 18 de septiembre de 2018

CLAMAMOS: ¡ABBA, PADRE!

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! Romanos 8:15
No recibisteis” cuando te bautizaste en tu nueva vida cristiana, cuando eras reconocido, y justificado y renaciste. Dios te mando el espíritu a tu corazón, para que empezaras una nueva vida en Cristo Jesús. 

Y pasaste a formar parte de la familia de Dios. Pablo está hablando cuando uno siente esa adopción y a dejado de ser un esclavo de la carne, entonces “espíritu” se debe de escribirse con mayúscula, ya que formamos parte de la familia real del cielo. 

Pero el descuido, el abandono, y ir tras las cosas de este mundo, ara que el espíritu de Dios nos baya dejando poco a poco hasta ser abandonados. No nos daremos cuenta hasta que estemos solos y abandonados a nuestra suerte. 

Cuando uno es consciente de la adopción entonces brota el sentimiento de afecto, amor y confianza, como el que los hijos sienten hacia los padres y los padres hacia los hijos. 

Es el Espíritu que hace este gran ministerio ya que su propósito es unir a al Salvador con su familia humana y poseer un verdadero compañerismo. 

Pablo emplea esta expresión en otros pasajes de su epístola para describir la adopción simbólica de la nación judía y los gentiles como hijos de Dios (Gál. 4:5; Efe. 1:5), y la adopción perfeccionada de los creyentes en la gran gloriosa venida de Cristo, donde todos estaremos con Jesús. 

Hemos sidos adoptados, por lo tanto podemos llamar a Dios Papa. El Espíritu Santo da testimonio de que así es. Cada uno de ustedes, es un testimonio de como nos ama el Padre, y como fue demostró su amor por nosotros. 

Somos piedras vivas sacadas fragua para ser moldeadas conforme a su voluntad. Aveces nos creemos que somos indinos de ser amados por Dios. Como hijos de Dios, debemos andar a la vista de nuestro Dios como él anduvo. 

Y para darnos ejemplo como comportarnos ante una sociedad decadente moral mente. Los hijos de Dios deben dar ejemplo en todo momento de lo que son. 
 
Los hijos de Dios son pétalos de flores que esparcen su fragancia por donde pasan, y dejan huellas en el camino para que otros sigan sus huellas. 

Si cada flor expresa el amor de Dios, sus hijos no debería ser menor, la fragancia que impregna la palabra de Dios en nuestros corazones, debe ser transmitida a todos los seres humanos. Así Dios tendrá más flores en el jardín celestial. 

Así Dios revelara a través de nosotros el gran amor que siente por una raza caída. Si cada flor es una expresión del amor de Dios. ¿Que debemos expresar nosotros hacía la raza caída?
MARANATA.
http://meditacionesmatinales.blogspot.com
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
http://judaislacris.blogspot.com
http://historiaybiblia.blogspot.com
http://segunda venida apocalíptica
http://viajes a través del tiempo y del espacio
http://Alientos de vida eterna.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario