EL AMOR DE DIOS NOS AYUDA A PENSAR.

A fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de todo la plenitud de Dios. Efesios. 3:17-19

El sentimiento de seguridad es una mercancía muy escasa en esté caótico mundo. Amenudo no somos capaces de alcanzar

nuestro pleno potencial porque hay fuerzas furtivas que nos arrastra hacía el lado oscuro. 

O tal vez no hay una solidez de nuestra vida hacia Cristo. Y la mayoría de nuestras

incapacidades surgen del sentimiento de no ser amado. Nuestro

tierno Dios lo sabe. 

El comprende que nunca podemos realizarnos del todo, o alcanzar nuestra elevada vocación, a menos que percibamos que estamos absolutamente seguros en El, que el amor que siente por el hombre no hace ninguna reserva y es totalmente incondicional. 

De Jesús. Tenemos muchas imágenes que se nos a trasmitido a través de su palabra.

Recuerdos que no podemos olvidad. Se nos muestra sanando y resucitando a personas, y en pleno siglo XXI lo esta haciendo lo mismo. 

Es un Dios sanador. Dios desea enseñarnos, llenar nuestro corazones y nuestras mentes hambrientas con temas que entusiasma, hechos de amor que el hombre no puede imaginar, y con ideas que nos expande hacia la eternidad.

Jesús -camina serenamente sobre las olas del Mar de Galilea, sereno, con la certeza de su percepción del amor del Padre, ¡cuán firme es! ¡cuán durable! Lo vemos en medio de la multitud de niños, que con sus manitas sucias piden que los alce. Estos niños están seguros de su aceptación. 

¡Cuan seguros podemos estar de la aceptación de Dios, su ansioso gozo de todo lo que somos! Lentamente, mientras los bordes de nuestras almas agonizantes ceden a la serena realidad del amor de nuestro Padre, nuestras mente se despierta. Se despierta a la aventura porque estamos seguros de nuestra herencia, nuestra herencia divina en Jesús y por medio de El. 

Hallamos abiertos los senderos de compresión. Nos maravillamos ante su creación, su p pueblo, y más todavía, la inexpresable altura, anchura, longitud y profundidad de El. 

Espontáneamente adoramos a Aquel ideales para nosotros sobrepasa nuestro conocimiento -que seamos llenados con su propia plenitud, que un día seamos restaurados a su imagen. 

El amor de Dios no libera para pensar, para explorar, el vasto universo, para llegar a ser a la semejanza de Cristo. Podemos estar seguros de que es con infinito placer que observa cada paso de nuestro progreso, animándonos a seguir creciendo hasta llegar a la estatura de Cristo.
Maranata.
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(Oren por mi enfermedad, es muy delicada)