COMO DEJAR DE PECAR.

Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto ni le ha conocido 1º Juan.3:16

Hay dos maneras de enfocar nuestro texto de hoy, de acuerdo con nuestra comprensión del significado del pecado. En algunos países el mentir a un cliente es un arte de vender bien y ser un gran vendedor. 

Pero esto se convierte en una norma cotidiana. “El pecado es un acto que hago, como comer, cenar, gritar.Esto significa que si permanezco en Cristo, siempre seré temperante en mi vida. La mentira llega a ser tan avitualla en la vida del ser humano, que no le damos importancia. 

Esto bajo la perspectiva del cristiano. “El pecado es, después de todo, vivir lejos de Cristo. Significa que hemos escogido alinearme de El. Cuando escogemos estar cerca de Cristo y que El sea el centro de mi vida, estaremos unidos en un compañerismo amante, y ya no soy un pecador”. 

Hay diferencia entre ambos conceptos. El primero no le importa mentir ya que lo ha cogido como un abito en su vida y no siente necesidad de perdón. El segundo ve su necesidad de perdón y se va a la fuente donde puede hallar la paz a su corazón. 

¿Pero en cual de los dos estaba pensando Juan cuando escribió este pasaje? La segunda parte del versículo no podría ser más explicita: “Todo aquel que peca, no le ha visto, ni lo conoce” Hay tenemos a una gran parte de la humanidad que no creen en Cristo. 

No es extraño que sea un pecador (alguien separado de Dios) Estos hombres y mujeres no reconocen a Cristo como el Mesías. Ni siquiera conoce a quien quiere ser su mejor Amigo. ¿Como, entonces, dejamos de pecar?

¿Debemos concentrarnos mucho en lo que estamos haciendo? ¿Debemos estar en una comunión constante con nuestro Dios? ¿Deberíamos moderarnos la lengua, ya que es el miembro más pequeño de sujetar? 

¿Nos quedamos con miedo de que Dios nos juzgue por no ser buenos amigos? ¿O tratamos de conocer a Aquel a quien conoce la vida eterna? 

Lo que debería entusiasmarnos es lograr cambiar nuestros actos, por que El derramo abundante gracia para hacerlo. Entonces abra una relación estrecha, cuando se la mantiene, opera una gran obra sanadora en nuestros corazones. 

Los que están seguros por el amor incondicional de Dios ya no necesitan defender su imagen paterna. Por qué han encontrado el gozo genuino en la unión de Cristo, ya no necesitan buscar los placeres de la auto indulgencia. 

El gran principio: “Mirando. . . somos transformados” (2º Cor. 3:18), an venido en socorro de los que están fascinados por Jesús.
Maranata.
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(Oren por mi enfermedad, es muy delicada)