martes, 19 de enero de 2016

LA OBEDIENCIA ES LA PRUEBA DE LA VERDADERA RELIGIÓN.


Porque el árbol se conoce por su fruto; pues no se cosecha higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimia uvas. Luc, 6:44
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe” (2º Cor. 13:5). Pablo comienza a desviar la atención de él y nos exhorta a nosotros a que nos examinemos en forma critica. ¿somos verdaderos cristianos? Pero tu dirás: 

¡Claro que soy cristiano! Pero criticas, mientes, y no tienes respeto en la casa de Dios. “Pero eres cristiano”. Todo seguidor de Cristo puede examinar con provecho cada día tu propia vida. Vosotros mismos, Pablo emplea una palabra enfática; es como decir: “Sois a vosotros mismos a quienes debéis examinar”. 

La segunda oración podría leerse de esta manera: “Es a vosotros mismos a quienes debéis probar”, Cuando Pablo exhorta a los Corintios estos estaban más dispuesto a constituirse en se jueces de otros que de si mismos. (1º Cor. 11:31-32; cf. Gál. 6:4. 

Los cristianos deben someterse a si mismos a la prueba para poder ser aya dos fieles delante de Dios. Si el hombre edifica sobre Cristo obedeciendo su palabra no sera juez de nadie. No es justo el que solamente goza de la justicia, sino el que hace justicia. En la vida, el carácter debe de medirse por la única regla del carácter, la ley santa de Dios. 

El fruto atestigua el carácter del árbol. Nuestras obras, no nuestros sentimientos, darán testimonio de nosotros. Los sentimientos, ya sean de ánimo o de desánimo, no deberían constituirse en la prueba de nuestra condición espiritual. Mediante la Palabra de Dios debemos determinar nuestra verdadera condición ante él. 

Muchos se confunden en esto. Cuando sobreviene un cambio y se siente deprimidos piensan que Dios los ha abandonado. . . Dios no desea que vayamos por la vida desconfiando de él. . . Aun somos pecadores y a pesar de nuestra condición, Dios envió a su único Hijo para pagar la deuda que el hombre contrajo. ¿Podemos dudar de su bondad?. . . 

La santidad no es arrobamiento; es el resultado de la entrega completa a Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial. La religión consiste en cumplir las palabras de Cristo; no para ganar el favor de Dios, sino porque, sin merecerlo, hemos recibido el don de su amor. 

Cristo da la salvación al hombre que no sólo hace profesión de fe sino que la manifiesta con las obras de justicia. 

“Porque todos que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Rom. 8:14). El que este viviendo los principios de la vida perfecta en Cristo Jesús, en sus propias vidas. 

No aquellos cuyos corazones son tocados por el Espíritu, no aquellos que de vez en cuando ceden a su poder, sino los que son guiados por el Espíritu son hijos de Dios. Vivir por la palabra de Dios significa la entrega a él de la vida entera (RH. 31-12-1908).
Luis José de Madariaga.
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