domingo, 3 de enero de 2016

DIOS TIENE UN JARDIN DE PROMESAS.


Porque es necesario la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Hebreos. 10:36.
Las promesas de Dios son como flores preciosas esparcidas en medio de un jardín. El Señor quiere que nos detengamos en mirar la flores (promesas) con atención, apreciando su hermosura y el favor que Dios nos ha concedido al hacer tan ricas provisiones para nuestras necesidades. 
La paciencia es una virtud positiva; significa perseverancia, persistencia y acción a pesar del cansancio, el desánimo y los obstáculos que puedan interponerse en el camino. 
Si no fuera por la contemplación de las promesas de Dios, no comprenderíamos su misericordioso amor y compasión hacia nosotros, ni nos daríamos cuenta de las riquezas ni de los tesoros que esta preparados para aquellos que le aman. 
El quiere que el alma tomara animo para descansar con fe en él, la única suficiencia del agente humano.
Debemos enviar nuestras peticiones a través de las nubes más oscuras que Satanás pueda echar sobre nosotros, y debemos hacer que nuestra fe suba hasta el trono de Dios rodeado del arco iris de la promesa, la seguridad de que Dios es fiel, de que en él no hay mudanza ni sombra de variación. 
 
Puede parecernos que la respuesta se tarda, pero no es así. 
La petición es aceptada y la respuesta se otorga cuando es esencial para el mayor bien de quien la elevó, y cuando su cumplimiento ha de obrar al máximo para nuestro interés eterno. 
Dios esparce sus bendiciones a lo largo de todo nuestro sendero para iluminar nuestro camino hacia el cielo. . . Debemos allegarnos al trono de la gracia con reverencia, recordando las promesas que Dios ha dado, contemplando la bondad de Dios y ofreciendo alabanzas de agradecimiento por su inmutable amor. 

No debemos confiar en nuestras oraciones finitas,(que tiene limite) sino en la palabra de nuestro Padre celestial, en la seguridad de su amor por nosotros. 

Nuestra fe puede ser probada por la demora, pero el profeta nos ha instruido en cuanto a lo que debemos hacer diciendo:
“¿Quien hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? 
 El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios” (Isa. 50:10) (R H 19-11-1895)..
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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