domingo, 24 de mayo de 2015

¡MARAVILLOSA GRACIA!


Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Efe. 1:2.
Es muy significativo el saludo de Pablo, señala al Padre y al Hijo como el origen de una bendición espiritual, y puntualiza la igualdad que existen entre ellos (cf. Rom.1:7). Dios ama a todos los hombre (Juan 3:16). 

Este saludo no denota necesariamente personas ya perfeccionadas en la santidad, sino aquellos que por su profesión de fe y bautismo pueden considerarse como separados del mundo y consagrados a Dios.

Gracia. . . vosotros”. Todo lo debemos a la gratuita gracia de Dios. En el pacto, la gracia ordenó nuestra adopción. Por medio de la gracia vino nuestra redención, y nuestra regeneración y nuestra exaltación a ser herederos con Cristo.
La vida, y resurrección de Cristo había dado un nuevo significado a estos dos términos. “Gracia” ahora se extendía como el amor redentor de Dios en Cristo (2º Tim. 1:9). 

“Paz” ahora se entendía como el amor redentor de Dios en Cristo.  No porque rimero lo amáramos a él, Dios nos amo a nosotros. . . Aunque por nuestra desobediencia merecíamos el desagrado y la condenación de Dios, sin embargo no nos ha abandono al poder de nuestro enemigo.

Los ángeles son enviados a los hijos de Dios con misiones de misericordia. . . Daniel, cuando imploraba la sabiduría divina. . . A Pablo cuando estaba en la cárcel. . Etc. (La verdad de los Angeles. P12), los ángeles riñe nuestra nuestra batallas por nosotros si lo dejamos.

Esos seres celestiales no saben que es la gracia, nunca la han necesitado, pues nunca han pecado. La gracia es un don de Dios mostrado a los seres humanos indignos. Por nosotros mismos no la buscamos, sino fue en viada en nuestra búsqueda. Dios se regocija en enviar su gracia a todos los que la anhelan, no porque son dignos, sino porque son indignos. Nuestra necesidad es la característica que nos da la seguridad de que recibiremos este don (R.H. 1908).

La reserva de la gracia de Dios está esperando la demanda de cada alma sincera que lo desea y que se sienta tan pecadora que no se atreva a mirar al cielo. Esa persona eres tú. 

Él curara toda tu enfermedad espiritual. Mediante ella los corazones pueden ser limpiados de toda contaminación. (M.1899).

Tú y yo podemos hacer progresos diarios en la senda ascendente a la santidad y sin embargo encontraremos todavía mayores alturas que alcanzar. Cristo dice: Yo soy el camino la verdad y la vida. . . Jesús y él Padre tendrá la paz que tu corazón busca.
Maranata
Sigan orando por la vista de mi esposa.
Luis José de Madariaga.
http:// segunda venida apocalíptica
La Biblia a través del tiempo.

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