martes, 22 de febrero de 2022

TIEMPO PARA QUE DIOS OBRE.

Tiempo es de actuar, oh Jehová; porque han invalidado tu ley. Salmo 119:126.

En tiempos del rey David, el pueblo se había corrompido. Tal era el caos de la desobediencia, que David pensaba que el Señor tenía que intervenir sin demora para poner orden en su pueblo. 

Vemos que Dios es paciente y lento para destruir. Anhela que todos se arrepientan y se aparten de sus malos caminos. 

El amor a la verdad va acompañado del odio a la mentira. La verdad y la mentira se excluyen mutuamente. 

El mismo hecho de que amemos la verdad nos obliga a odiar el error. “Cuando estamos revestidos de justicia de Cristo no sentimos ninguna inclinación al pecado” (EGW RH 18-3-90). 

En nuestra sociedad mundial, hay personas que no saben cuáles son sus normas morales. No tienen una guía que les indique el camino a seguir. 

En Israel la inmoralidad era tal que el sexo se había convertido en un gran problema. David clamaba por la justicia divina. Hoy estamos viviendo el mismo caso que vivió David. 

Cierto es que en muchos hogares, cristianos y no cristianos tienen la Biblia, en un rincón en la librería. 

No perciben la autoridad de Los Diez Mandamientos, que es el fundamento del cristiano, nunca han sido desacreditados ante los ojos de las masas por filósofos, educadores hasta por muchos predicadores de nuestro día. 

Hoy se ha raído de las escuelas la lectura de la Biblia, pero si se menciona la evolución. El hombre está forzando a usar sus propias teorías humanas, con base a su moral, o bien a sus propios deseos y sentimientos. 

Si David estuviere entre nosotros, clamaría a Dios por justicia. Pero Dios es paciente, misericordioso con el hombre, le da tiempo a que mire su ley y se convierta de todo corazón. 

Joel nos llama la atención y nos dice: ¡Ay del día! Porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso Joel 1:15. 


A pesar del fracaso de Israel como nación, había y hay entre el pueblo cristianos que verán la luz de un nuevo remanente. 

En el primer advenimiento de Cristo había un gran remanente en Israel. 

Cuando Cristo venga por segunda vez, abra fuera del pueblo de Dios un gran remanente que aceptara la ley de Dios. Muchos no se han inclinado ante Baal. 

Nuestras ciudades hay miles que tienen el temor de Dios, que no han doblado las rodillas ante Baal. Hay muchos que están dentro, tendrán que salir del pueblo de Dios.

MARANATA.

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