NUESTO ABOGADO.

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1º Juan 2:1

El mayor consejero que el cristiano tienen es la Biblia. En ella se encuentra los pasajes y consejos que necesitamos leer con más frecuencia en este tiempo. 

Juan advierte a los más jóvenes acerca de las cosas que deben de evitar. Juan va directo al objetivo de los jóvenes con el imperativo del verbo “amar” (ver Marc 5:43; Juan 21:15). 

Su palabra de admonición se podría traducir “deja de amar” o “no continúes amando” Las cosas de este “mundo” porque ellas no te salvarán, pues por ella se desviaron muchos jóvenes. 

Recuerdo a muchos jóvenes que hoy no están en la iglesia, porque el mundo les era más atractivo que Cristo. Hemos aceptado la presencia del pecado que alejan de Dios. 

Notemos que juan lo menciona más de 100 veces en sus escritos más que ninguno otro autor bíblico. Luego la amonestación que nos da Juan hay que tenerla en cuenta.

 Cierto es que Juan presenta al mundo como cosa hostil a Dios en oposición a Dios. Juan quiere que comprendamos que el pecado es algo grave, y que deberíamos hacer todo lo posible, con la ayuda de Dios para evitarlo. 

Por lo tanto, cuando Juan ordena a sus lectores “no améis al mundo” lo está presentando con todo sus atractivo que Satanás a ideado para extraviar a los hijos de Dios. 

Cualquier persona bien equilibrada reconoce suficientemente sus debilidades y errores para saber que debe haber alguna provisión para la debilidad humana, y esta proviene de Cristo. 

Esto no significa que podamos pecar impunemente y luego esperar que Cristo arregle nuestras continua violaciones de la ley de Dios. Significa que “Jesús hace compensación por nuestras deficiencias inevitables” (EGW carta 17a, 1891). 

Jesús no excusa nuestros pecados, pero si somos sinceros, él nos ayudará y  perdona. 

Juan destaca que las cosas que no se puede usar para el bien deben ser completamente evitadas, y aun muchas cosas buenas en sí mismas pueden interponerse entre el hombre y Dios. 

Casas, tierras,vestidos etc. El amor al mundo entre los hijos de Dios, no debería existir o se ama a Dios o al mundo, pero ambos no se pueden amar a la misma vez. 

Los que se encariña con los intereses opuestos a Dios, no aman realmente al Señor.

 El amor al Padre está por encima de toda mundanalidad. 

El que se allegue al Padre con sinceridad y arrepentimiento le perdonará. 

Estoy seguro que en la Tierra Nueva nos llevaremos muchas sorpresas, Hombres que a nuestro juicio no debían de estar, estarán y otros que debían de estar y no estarán. Ese es amor de nuestro Padre.

MARANATA.

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