Tenemos que leer cap. 3:5;4:1; 6:1;7:7; y 9:14). Donde esta frase da el comienzo a una conclusión que Pablo da a los romanos.
Y en el cap.9:30, se da el principio a una deducción que esta en armonía con el argumento precedente.
Lo que se ha mencionado en los versos procedente: el propósito es revelar a Dios y todas las etapas de su cumplimiento. ¿A qué conclusión deberíamos llegar en cuanto al poder que nos da él Señor para vencer las pruebas?
En cierta ocasión un joven de 22 años fue a su pastor y le contó el problema que el tenía en su casa. Hacía poco tiempo que había conocido el evangelio. Vivía en su casa los demonios, ya que su madre los invocaba a menudo.
Las luces se encendían y las puestas se abrían, y el joven oraba y meditaba en la palabra de Dios. Pero un día, llego en que tenia que poner fin a la situación.
Visito a su Pastor Luis Bueno, hombre consagrado a Dios.
El joven le contó la situación en la familia, y el pastor le dio: “Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar contra ti?
Acto seguido nos arrodillamos y el hizo una oración, y la paz se posesiono de su corazón.
¿Quien contra nosotros? Es animador reconocer que como Dios se ha propuesto llevar a cabo la salvación para los creyentes y está activamente empeñado en ella, todos nuestros enemigos son también sus enemigos (Sal. 27:1; 118:6).
Pablo usa el verbo “perdonar”, “escatimar”, varias veces en sus epístolas para indicarnos la buena disposición que Dios tiene para sus hijos.
Dios entrego a su Hijo para demostrar su amor para con el hombre y, librarlo de las artimañas de Satanás. Este joven se marcho feliz a su casa, sabiendo que había un Dios que le amaba.
Cierto es, que la lucha contra el enemigo no cesaron, pero él a prometido que nos dará la salida para ser vencedor en la contienda.
Dios Padre entrego a su Hijo y juntamente por su gracia nos dará todas las cosas conforme a su voluntad. Creo sinceramente que el cristiano no podría pedir un motivo más grande de confianza y de paciente sufrimiento que los méritos de Jesús.
Mucho de nosotros nos vemos frente a dificultades. Estamos afligidos por nuestras propias limitaciones, por la falta de recursos, por gente sin simpatía, por una salud deficiente.
Dios nos ha prometido que seremos inmunes a estos males. Pero todos podemos confiar en esta declaración: “Si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros?
MARANATA.
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