Aconteció que al volver él la
espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas
estas señales acontecieron en aquel día. 1 Samuel 10:9
El Espíritu Santo siempre
comienza trabajando en el corazón del ser humano. En la literatura
Bíblica el corazón es la misma esencia del ser personal (la mente
del hombre).
Es visto como el centro del carácter, de la conducta religiosa y moral, y la fuente de toda la vitalidad física y de la vida espiritual. Cuando Dios le esplicó a Samuel que los seres humanos mira las apariencias externas pero el Señor mira el corazón. (1 Sam. 16:7), estaba tratando de explicar su conocimiento intimo de lo que la persona realmente es.
Con nuestra compresión moderna de la anatomía, la fisiología y la psicología, tratamos de explicar que la Biblia, cuando apunta al corazón como el centro de nuestro ser, no está hablando del órgano que bombea la sangre por el cuerpo humano.
Comprendemos que se refiere a lo que hoy llamaríamos una
combinación de las emociones, pensamientos, motivos, deseos,
ambiciones y razonamientos, todo lo cual determina quiénes somos a
la vista de Dios.
Estos factores determina lo que es “alma” este es el facto más importante del hombre. Algunos eruditos creen que cuando Dios hablo de mudar a Saúl en otro hombre, se estaba refiriendo a una experiencia de conversión.
Es en la conversión que el Espíritu Santo realiza su cirugía radical del corazón (la mente). No es meramente un cuádruple desvío arterial (“bypass”) sino un corazón (mente renovada) completamente nuevo.
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Eze. 36:26).
Tristemente, la historia de Saúl indica que él permitió que el corazón viejo continuase latiendo, y eventualmente lo destruyó.
Pero en ese día alegre de la gran festividad, cuando la señales del Espíritu se hicieron evidentes, el nuevo corazón de Saúl fue abierto al ungimiento del Espíritu Santo y la gente lo reconoció como siervo de Dios. Otra coso fue el giro que hubo en subida.
[Os pido que oréis por mi.
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
Es visto como el centro del carácter, de la conducta religiosa y moral, y la fuente de toda la vitalidad física y de la vida espiritual. Cuando Dios le esplicó a Samuel que los seres humanos mira las apariencias externas pero el Señor mira el corazón. (1 Sam. 16:7), estaba tratando de explicar su conocimiento intimo de lo que la persona realmente es.
Con nuestra compresión moderna de la anatomía, la fisiología y la psicología, tratamos de explicar que la Biblia, cuando apunta al corazón como el centro de nuestro ser, no está hablando del órgano que bombea la sangre por el cuerpo humano.
Comprendemos que se refiere a lo que hoy llamaríamos una
combinación de las emociones, pensamientos, motivos, deseos,
ambiciones y razonamientos, todo lo cual determina quiénes somos a
la vista de Dios. Estos factores determina lo que es “alma” este es el facto más importante del hombre. Algunos eruditos creen que cuando Dios hablo de mudar a Saúl en otro hombre, se estaba refiriendo a una experiencia de conversión.
Es en la conversión que el Espíritu Santo realiza su cirugía radical del corazón (la mente). No es meramente un cuádruple desvío arterial (“bypass”) sino un corazón (mente renovada) completamente nuevo.
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Eze. 36:26).
Tristemente, la historia de Saúl indica que él permitió que el corazón viejo continuase latiendo, y eventualmente lo destruyó.
Pero en ese día alegre de la gran festividad, cuando la señales del Espíritu se hicieron evidentes, el nuevo corazón de Saúl fue abierto al ungimiento del Espíritu Santo y la gente lo reconoció como siervo de Dios. Otra coso fue el giro que hubo en subida.
[Os pido que oréis por mi.
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].
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