miércoles, 12 de julio de 2017

LA GRAN PREGUNTA ESCONDIDA


Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: sí, Señor. Entonces les toco los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Mateo. 9:28,29.
Dos ciegos se acercaron a Jesús suplicando que tuvieran misericordia de ellos. Evidentemente querían ser sanados de su mal. 

Pero la forma en la que la pidieron ayuda a revelarnos que aceptaban lo que tradicionalmente se creía era la razón de la ceguera. Pidieron misericordia, creyendo que su ceguera era una evidencia del desagrado de Dios por su vida de pecado. (Jun.9:2). 

Jesús respondió a su pedido pero les hizo una simple pregunta. ¿Creían ellos que Jesús podría sanarlos? Recordemos que ellos había oído de las curaciones y su corazón ardía por ver a Jesús. Por supuesto, ellos sabían que Jesús podía sanarlos. ¿Estaba Jesús empujándolos hacia una nueva manera de pensar? 

Si los ciegos no hubieran puesto su fe en acción, Cristo no podría haber ejercido su poder en favor de ellos. La fe del hombre debe acender para encontrase con el poder de Dios y unirse con él a fin de que las bendiciones, ya sean físicas o espirituales, puedan ser impartidas y recibidas. (Heb.11:6). 

Estos hombre cuando miraran al cielo, y viese las estrellas, con sus propios ojos se preguntarían: Habría algún significado en esa pregunta? Jesús vino para revelare la verdad del Padre, no sólo a sus discípulos sino al mundo. 

Tenía que dar testimonio y explicar que Dios los amaba y sigue amándonos a nosotros y nunca usara el dolor o el sufrimiento como medio de castigo. 

Vino para devolver a los corazones cansados el compañerismo con Aquel que podía darles descanso. ¿Comenzamos a percibir un significado más profundo en la pregunta de Jesús? ¿Cree usted que Jesús quería hacer esto? Pero la pregunta era necesaria, sin fe es imposible agradar a Dios. 

Luego la pregunta era necesaria. Jesús nunca es arbitrario. Nunca actúa por impulsos emocionales. El trata con la realidad, como desea que nosotros lo hagamos. 

El nos quiere íntegros. Sí, hubiera sido un gran paso para estos hombres humildes el creer tales cosas a pesar de todo lo que enseñaban los sacerdotes. 

Los pondrían en oposición con sus amigos, porque entonces ellos también tendrían que enfrentarse con conceptos similares. Los ciegos creyeron, y se fueron viendo. La pregunta es: ¿fueron fieles a Dios después de su muerte? 

¿Oh sólo fue el principio? Nosotros eramos ciegos, y Cristo nos dio la vista. ¿Será el principio para ver el futuro? ¿Adonde acabaremos al final de nuestra vida? Solo hay un lugar, Estar con Cristo. Ese es mi deseo.
Os pido que oréis por mi. 
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga.
Maranata:
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