UNA INVITACIÓN A VIVIR.

Echad de vosotros todas vuestras transgresiones (dejar de hacer lo malo) con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo, ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Ezequiel 18:31.
Los versículos 30 y 32 constituyen una exhortación basada en los principios de la justicia del trato de Dios con los hombres. Cuando el profeta aconseja que nos hagamos “un corazón nuevo y un espíritu nuevo” (ver, 31) no quiere decir que el hombre puede salvarse por su propio poder. 

Pero el hombre tiene algo que hacer en la obra de la salvación. Dios no puede hacer nada en favor del hombre sin que el hombre consienta y coopere con él (DTG.431). 

Muchos usan la religión para hacer sus propios méritos y así ganar el cielo, este no es el camino correcto, la religión puede fallar; y nosotros podemos hacerlo, esta en nosotros el decidir lo que esta correcto y ir al dador de la vida.

El consejo de Ezequiel para Israel señalaba el camino hacia una experiencia más profunda. En primer lugar, es apartar del medio de ellos los pecados acariciados durante tantos años, en que Israel como pueblo había cometido. 
Este es un buen consejo para el pueblo del Israel espiritual. 

Debe haber una disposición de apartarse del pecado. Sin esa disposición, estamos condenados al fracaso. 
Una vez que se expresa esa disposición, Dios obra. El dice: 

“Les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y le daré un corazón de carne” (Eze. 11:19).

El pecado tiene su sede en la mente. El alma debe proponer la acción pecaminosa antes de que la pasión pueda dominar a la razón. 
Por lo tanto, la raíz del pecado es la propensión de la mente que hace que el hombre escoja el camino de la impiedad.
El pecado debe ser abandonado, odiado, y debe aceptarse por la fe la justicia de Cristo. De ese modo la divinidad coopera con la humanidad” (T. t.5, p. 632). 

¡Qué cambio se opera cuando obra el Espíritu de Dios! Por lo tanto el verdadero arrepentimiento es una función de la mente. Una mente convertida a Cristo, llega ha ser una mente regenerada por el Espíritu de Dios.  

Conozco dos caso de unas personas que tiene cáncer terminal, La primera sufre grandes dolores y esta desesperada, la segunda ha puesto su vida a disposición de Dios. Sabe qué es él único que puede sustentarla en la prueba. 
Para que nuestras vida espiritual culmine con éxito, es imprescindible comprender debidamente el verdadero significado del arrepentimiento en relación con la confesión. 

“Si conmigo está el Señor, no tendré ningún temor. 
Al aparo de la Roca, salvo estoy”. ¡Qué mensaje! ¡Qué esperanza! No necesitamos morir espiritualmente cuando en Cristo podemos vivi por medio de su Espíritu. Nos invita a vivir hoy con él; a escondernos en él.

Maranata

Luis José de Madariaga.

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