sábado, 13 de febrero de 2016

UN ESPIRITU EFICAZ.


Derramará sobre la casa de David, y sobre los moradores de jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirará a mí a quien traspasaron y llorarán como se lloran por hijo unigénito afligiéndose por él como quien se aflige por él primogénito. Zac. 12:10.
El Espíritu de Dios es eficaz en los asuntos de las naciones. Muchas veces la casa de David y los habitantes de Jerusalén se habían apartado de la gracia de Dios. 
Habían adoptado las costumbre de las naciones vecinas (hoy irían a la moda ). 

Llegó el día cuando cometieron el más abominable de todos los pecados: crucificaron al Mesías. 
“Hoy en nuestro tiempo también crucificamos al Mesías de muchas formas y maneras”

Con todo, Dios no escribió sobre ellos y nosotros como si estuviera o estuviéramos perdidos del todo. 
Les dio otra oportunidad, como individuos, “no como nación” para que fueran redimidos al igual que nosotros.
¡Escucharlo! “Derramaré”. . . espíritu de gracia y de oración”.

Un esclavo pregunto al Rey: Mi Señor, antes de morir quisiera saber una cosa: “¿Que es la gracia?” he oído hablar mucho de ella. Con testo el Rey: 

La gracia”, es cuando uno se entrega por amor para salvar a otros sin recibir recompensa” . La gracia es un don, concedido por Dios para ayudar al hombre a cumplir los mandamientos. Es el acto de amor supremo de Dios hacía un pecador arrepentido. 

“Gracias mi Señor, ahora puedo morir tranquilo” ¿Por qué? Pregunto el Rey: “por qué Dios murió por mi”
La gracia es un don, pero el hombre pecador no es simplemente nada. El es inapreciable objeto del amor de Dios, comprado con la sangre vivificadora de Cristo. 

 El individuo que es consciente de sus pecados y se arrepiente, llega a ser un suplicante. El Espíritu de imploración , tal como lo es el Espíritu de la gracia, al que ruega cuando derrama su corazón ante Dios. ¡Hay tristeza por el pecado! Tristeza porque nuestros pecados ocasionaron la muerte del Mesías. 

Pero en medio de nuestra aflicción, un gran rayo de Luz brilla sobre el ser humano. El Espíritu Santo nos unge con la gracia divina. 

Y una nueva vida llega para nosotros a través de la gracia. Jonatán Edwards dijo: “La gracia no es otra cosa que el comienzo de la gloria, y la gloria no es otra cosa que la gracia perfeccionada”.

¡Que don recibimos nosotros que somos descendientes de la casa de David! El don de la gracia significa que tendremos en abundancia el Espíritu Santo, porque Jesús dijo: “¿Cuando más vuestro Padre celestial, dará el Espíritu Santo a los que pidan?” (Luc. 11:13). 

El Espíritu Santo -el gran don celestial- le da al hombre el impulso que lo habrá de sacar de la desesperación, de la amargura, del pecado, llenando su corazón de perennal amor.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.
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Ruego a los internautas cristianos que oren por mi amada esposa, esta enferma. Gracias a todos.

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