miércoles, 5 de febrero de 2014

RIOS EN LA SOLEDAD DEL CAMINO.

He aquì que yo hago cosa nueva, presto saldrá a luz, ¿no la sabréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y ríos en la soledad. (Isa. 43:19).

Un río es presentado como símbolo de la vida. Isaias hace alusión a las aguas de que dispuso Israel en el desierto. (Exo.17:6; Num. 20:8; Sal. 78:15-16;  1º Cor. 10:4). La visión del profeta contempla la gran obra que Dios realizará en el futuro cuando haga llegar el mensaje de su gracia a lugares secos y áridos (ver Eze. 47:1, 8-9; pp 29-32; Isa. 35:6-7; 41:18; 43:3).  El cruce del desierto fue tan milagroso como el paso del mar rojo.  El poder de Dios no es menor hoy. 8foto. el río Jordan).

Bajo otra mirada Juan habla de "un rio limpio de aguas claras de vida" que procede del trono de Dios.  En consecuencia la eternidad se asocia con un río cuya bullentes aguas fluirán eternamente para la "sanidad de las naciones". Y en medio de la plaza de ella, y de una y otra parte del río estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dejando cada mes su fruto; y las hojar del árbol eran para la sanidad de las naciones. (Apoc. 22:1-2).  

Si el río Jordan desempeño un papel importante y extraordinario en el pueblo de Israel, ya que daba vida nacion. La historia de este rio nos habla de Josué, nos habla de David, nos habla de Naamán, el leproso,
y en ella fue donde Jesús fue bautizado.  Un río que cuenta la historia de una nación, de un pueblo de Dios.  Juan nos quiere llebar a otra dimensión, ve a Cristo llebar a su pueblo hacia la ciudad del gran Rey.

¿Quien no a pensado en un mundo donde no aya violencia, ni guerras?
Ese mundo existe, lo dice Dios, y eso nos bastaria.  (Ezequiel 47:12; Sal.1:3;Gén. 39:3). Nos habla del arbol de la vida y el trono de Dios, del que fuía un río de agua pura.  Recuerdo que cuando iba a escalar el Monte Perdido, teníamos que pasar un río cristalino, su aguas era puras, pero cuanto más bebias, más sed tenias, no te saciaba la sed.

Pero el río y el arbol que Dios nos ofrece, nunca tendremos sed, y su arbol sera SAlud para su pueblo. ¡Oh! no abra enfermedad, ni dolor, ni muerte, ni llanto. El cristiano ya no estarán bajo la mano opresora, del pecado y la enfermedad, sino que gozarán de la libertad y la abundancia que nos dara el Rey de Reyes. (foto. el río que sale de la ciudad de Dios).

Cierto es: que los cristianos han recorrido y estamos recorriendo un largo camino. La jornada ha sido larga y agotadora, llenas de luchas; pero en lo profundo de nuestros corazones, sabemos por la palabra de Dios, que no pasara mucho tiempo antes de que crucemos definitivamente el Jordán para entra en el eterno reino de gloria y vida que Dios tiene preparado para ti y para mi.

El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, Vengo en breve.  Amém, sea así.  Ven, Señor Jesús. (Apoc. 22: 20).

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