Y he aquí, le trajeron a un
paralítico echado en una cama; y viendo Jesús la fe de ellos , dijo
al paralítico: Hijo, ten ánimo, tus pecados te son perdonados.
Mateo 9:2.
Mucha tinta se ha escrito sobre
este verso, y sobre la fe de sus compañeros.
¡No la fe de él! Estos hombre de mostraron una fe que el hombre no tenía ya que estaba en esa situación por las consecuencias de su vida.
¡No la fe de él! Estos hombre de mostraron una fe que el hombre no tenía ya que estaba en esa situación por las consecuencias de su vida.
Había
derrochado su juventud en los placeres de esta vida. Las
consecuencias no se hicieron esperar. Hace escasamente tres días,
cogí el bus para ir a casa de mi hermana.
Cuando escuche la
conversaciones de dos personas, hombres de 65 y el otros 70 años.
Estaba hablando de sus años y decían que ya eran ancianos.
En ese
momento incline mi cabeza y eleve una oración de gratitud a mi Dios.
¿Por qué? Porque vuestro servidor cumpliré 76 año dentro de tres
meses, y mi apariencia era más joven que las de estos señores.
Cual
es el factor decisivo que vuestro servidor sea más joven. Desde mi
juventud, no bebo alcohol, no fumo, llevo una alimentación sana
vegetariana, hago deporte conforme a mi edad.
Todo esto gracias a mi
Dios que me enseño cómo vivir mejor y cómo evitar enfermedades.
Aunque estamos en un mundo llenos de enfermedades y por lógica
caemos.
Este hombre estaba así por las circunstancias de su vida, y
la enfermedad callo sobre el.
Cuando el pecado hace la separación entre Dios y el hombre, este cae en manos de la enfermedad.
Cuando el pecado hace la separación entre Dios y el hombre, este cae en manos de la enfermedad.
Dios no
tiene culpa de las enfermedades en las que el hombre cae, el culpable
es el hombre, por llevar una vida que no esta de acuerdo con su
hacedor.
Dios dio una normas de salud, para que el hombre no tuviera
enfermedades, pero lo que come hoy el hombre es basura, pura basura,
y cosechara las enfermedades de esa basura.
El paralítico de nuestra
historia cosecho lo que el había sembrado, no tenia fe en la vida.
Pero sus amigos si creían que el dador de la vida podría
restablecerlo.
Por eso hicieron todo lo posible para llevarlo ante la
presencia del dador de la vida. Esencialmente es el pecado que
destruye la vida de las personas.
Y se dice: esto no tiene
importancia, pero poco apoco la salud va menguando y caemos en las
garras de la enfermedad. Creo sinceramente que la solución es volver
a la fuente de la vida.
Cristo nos dice: ”Venid a mí. . . y os
haré descansar” Sé tu mi roca de refugio, adonde recurra yo
continuamente, has dado mandamiento para salvarme; porque tú eres mi
Roca Y mi fortaleza. (Sal 71:3).
Unicamente él puede desterrar la
soledad ocasionada por el pecado. Y lo hace mediante nuestro
arrepentimiento y confesión y su fiel perdón.
En verdad, que gloriosa provisión para hoy y para cada día hay en Cristo Jesús.
En verdad, que gloriosa provisión para hoy y para cada día hay en Cristo Jesús.
MARANATA.
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