miércoles, 22 de enero de 2020

JUDAS EL CÍNICO.


Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugo con sus cabellos; y la casa se lleno de olor de perfume. 
Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fu este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Juan 12:3-5.

El amor puro y santificado expresado por la obra de la vida de Cristo es como un perfume sagrado. El perfume puro de nardo de una libra que trajo Maria era todos sus ahorros, y no escatimo derramarlo en la cabeza y en los pies de Jesús. (una libra 350 gramos, Plata). 

Nicodemo llevo a la tumba para ungir el cuerpo de Cristo, un frasco como de cien libras. 

Ambos expresaron su amor por el Maestro, ya que los dos hechos se narra en Juan. 

Este acto de amor hacía Cristo no se debía de ocultar y llamo la atención de Judas. Este acto de amor había sido demasiado para Judas. 

Su propia conciencia le recriminaba sus actos de ambición personal. Su duplicidad y egoísmo lo habían condenado. Muchos hombres que se tienen por grandes predicadores, hacen lo mismo que hizo Judas. 

El cinismo, la arrogancia y la poca consagración hacía su Maestro, los llevaran a la desesperación y la muerte eterna. Entonces hizo lo que hacen todos los cínicos: encontró una falta en Maria que a la sazón era mejor que él. 

Algunos, como la zorra de la fábula de Esopo,( Aíspos, pesador Griego) soluciona el problema del amargo sentimiento de inferioridad llamando agrias a todas las uvas que no puede alcanzar. 

Judas era el típico discípulo escrupuloso  así, tenemos una lista con esta característica de jóvenes débiles que desprecia todo aquello que no puede alcanzar. 

El joven libertino se burla del que tiene dominio propio y lo llama remilgados. Hay jóvenes que fracasan el colegio y desprecian a los así llamados intelectuales y los llaman engreídos. 

A observar el cinismo de muchos cristianos, a menudo pueden descubrir aquello de lo cual carecen y que desean poseer. 

Y así nos encontramos con uno de los grandes problemas del cristiano. La pregunta es: ¿Estamos permitiendo que nuestro cinismo descubra nuestra pobreza espiritual? 

El reproche que hace Jesús a Laodicea es tremendo. La tibieza espiritual nos llevara a los cristianos a la tumba eterna. Cristo nos advierte de una religión auto pomposa. 

Ya que el amor al yo excluye el amor de Cristo. Los que viven para el yo son clasificados a la cabeza de la iglesia laodicenses, cuyos miembros son tibios. 

Si el amor de Cristo es apagado por el amor egoísta, cierra la puerta y márchate al mundo. 

Si a doctoramos las cualidades del mundo, estamos reflejando el carácter de Judas, cuando hallo una falta en Maria. 

Cristo nos hace un llamado solemne. Compra oro afinado de buen precio para que seas rico. Ve a tu cuarto, ora en secreto, y haz paz conmigo, para que tengas vida eterna. 

“Yo estoy a la puerta y si alguno abre, Yo entrare en su corazón”. (Apc 3:20, basado en este texto).

MARANATA.
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