lunes, 27 de enero de 2020

EL GOZO DEL CRISTIANO.


Y estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. 1º Juan 1:4

Nuestro Dios siempre nos da consejos para que trabajemos para él y para su Padre. 

Dios puede usar a los hombres de avanzada edad, para su trabajo. 

Hoy en pleno siglo XXI, cada hombre y mujer que este entregado a la obra de Dios, será un instrumento en sus manos si él lo desea. 

Hoy hay instrumento a nuestro alcance para acelerar la obra de Dios. Juan es un ejemplo para los mayores de edad avanzada, y Dios nos puede usar. 

Viene a mi mente, una viejecita de edad muy avanzada, que cada mañana se ponía en una venida para repartir folletos de la segunda Venida de Cristo. 

Ese era su trabajo asignado por Dios. El Señor no le va a pedirle más de lo hacía. 

 La edad en la que vivamos deberíamos entregarla a Dios, y hacer la voluntad de nuestro divino Maestro. 

Juan en su isla de Patmos escribió el libro de la revelación de Jesucristo. 

Juan es un ejemplo para todos aquellos que han pasado la barrera de los 65 años. 

 Juan cuando era anciano escribió las epístolas y el Apocalipsis, y vivió hasta los cien años de edad. 

Es un ejemplo para todo hijo de Dios. 

Vivir en un mundo oscuro y lleno de tinieblas, Daniel y Juan pudieron alumbrar la senda del cristiano, Cristo nos dio la luz que alumbra el mundo, y los apóstoles nos dejaron la palabra del Evangelio. Todos somos útiles en la viña del Señor. 

También el gozo es una señal de madurez en Cristo. Las personas lúgubres y adustas, no han vencido aún los conflictos internos y las actitudes equivocadas a los que la vida de Cristo tiene el propósito de eliminar completamente. 

Donde no hay gozo, no hay cristianismo; donde no hay cristianismo, no hay gozo. De la ciudad de los samaritanos se dice: “Había gran gozo en aquella ciudad” porque Felipe “les predicaba a Cristo” (Hech. 8:8, 5). 

Donde mora Cristo hay gozo, ya que Cristo y el gozo moran juntos. Cuando Cristo llega al alma, el gozo también entra; pero ¡hay! Donde él no mora, hay tristeza incredulidad y no hay temor de Dios. 

El Evangelio relata que el joven rico “se fue triste” (Mat. 19:22). Le ocurrió esto porque se marcho sin Cristo. No habría podido ser de otra manera con él, muchos se marchan a la tumba sin esperanza y sin Cristo. 

 Cristo en el corazón del hombre es la riqueza inagotable del hombre. 



Y esto sólo puede venir si Cristo mora en el corazón del hombre. 

Sepultamos la tristeza y la lobreguez a los pies de la cruz y nuestro gozo se completa al compartir la palabra de Dios a otros. Cristo te llama para ser la luz a otros hombres y mujeres.
MARANATA.
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