CREAR ES DE SABIOS, IGNORAR ES DE NECIOS.

Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Juan 10: 26.
La fe y la obediencia son las señales inequívocas de los seguidores del Verdadero Pastor. 

La incredulidad de los cristianos no es el resultado de no pertenecer al redil de Cristo, sino de que no son de sus ovejas. 

 Las personas que rehusan creer en Cristo y en su verdad presente, presenta toda clase de objeciones tanto históricos como bíblicos afín de justificar su incredulidad. 

Los hombre pueden objetar los hechos históricos de la Biblia, y incluso los milagros que en ella hay. Pueden dudar de su procedencia divina. 

Pero en la gran mayoría de los casos, su incredulidad es tan grande que Jesús la describe de la siguiente manera: “Vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas”. 

 Ellos no quieren formar parte del redil de Jesús. Tampoco quieren seguir sus pisadas. 

Tuercen la palabra de Dios, para su propio intereses. 

Y por ende no quieren seguir sus pisadas. Sus palabras son halagüeñas, llenas de alabanza, pero sus hechos dejan mucho que desear. 

Su renuncia en reconocer a Jesús y sus mandamientos, como Pastor resulta en un proceso de racionalización, que a su vez produce las objeciones y sus dudas para seguir a su Maestro. 

Como consecuencias todos ellos serán destruidos (Apc. 20:14;20:10; 2º Tes. 1:8-9; apc. 20:13-15). “Digno es de reconocer y de recordar que detrás de la razón presentadas, para creer o no creer que Dios existe, cada uno será libre de poder elegir al Pastor. 

Hay una verdad histórica profunda en la Biblia, que poco a poco se esta descubriendo ante nuestros ojos, y que es profunda. No debemos de dudar, a las evidencias que nos aporta la palabra de Dios. 

Si alguna vez admitieran la realidad de que este mundo fue visitado por el Creador, sus vidas serían sacudidas y juzgadas por las normas y valores de Aquel que es hombre y a la vez Dios. 

Para algunas denominaciones emplean todo argumento ingenioso y todo recurso para eludir la desagradable conclusión de la palabra de Dios”. 

Una persona racional osará creer aquello que ha sido probado en forma abrumadora, aun cuando las consecuencias de tal fe puedan ser inquietantes. 

Si la fe en Cristo exige “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”, tal persona deseará que Cristo la conduzcan a conocer la verdad por muy cruda que está sea. 
La fe de Cristo lo convencerá a reconocer la verdad presente, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Conocer la verdad, es una revolución en nuestras vidas.
MARANATA.

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