Nunca debemos dudar de las promesas hechas por Dios, por muy entrañas que sean. ¿Hay algo imposible para Dios? Todos hemos tenido de alguna forma experiencias con Dios.
En este caso, Abraham no duda la promesa de Dios. Por otra parte el se llenó de gozo, pues siendo de cien años, iba a tener un heredero y una descendencia.
Él sabía que para Dios no hay nada difícil, y más cuando el destino de Israel estaba en manos de Dios.
El ser humano, y más concretamente los hijos de Dios, a veces cuestionamos los consejos de Dios. Sara tuvo un hijo, el cual fue bendecido por Dios.
El verdadero problema era su hijo Ismael, ¿que haría con el? Segun la tradición musulmana, Ismael era el primogénito, y así lo siguen creyendo el pueblo árabe.
Pero los caminos de Dios no son los caminos del hombre. El hombre siempre espera hacer su voluntad y no la de Dios.
Abraham deseaba con su corazón que Ismael, hijo de una esclava fuera bendecido por Dios.
Pero Dios volvió a decir a Abraham que Isaac y no Ismael, iba aser su heredero. A veces la naturaleza humana se rebela contra los designios de Dios.
Y así nos pasan cosas que después lamentamos, por no obedecer las indicaciones dadas por Dios. Esto es lo que le paso a la descendencia de Ismael.
Agar había conocido a Dios verdadero, pero la influencia de su educación de Egipto resultó decisiva en la vida de Ismael y la de sus hijos, años después se hicieron ídolos a los cuales adoraron.
La influencia que nos rodea en esta sociedad, puede ser determinante en nuestra vida cristiana.
Dios se nos revela en cada momento de nuestra vida, a veces en pequeños detalles y en otras con una claridad que no deja duda la misericordia de Dios.
Esto fue lo que le paso a Abraham a sus años. El Señor se nos presenta en cada amanecer, recibimos sus ricas bendiciones. Abraham recibió la bendición de tener un hijo, y la promesa de ser el padre de Israel.
Cada uno de nosotros, como hijos de Dios, tan bien hemos recibido la más rica bendición a través de nuestro Señor Jesucristo.
Por sus méritos tenemos la vida eterna, y una tierra más hermosa que la Canaán terrenal, la celestial.
Al igual que los juicios de Dios cayeron sobre los hijos de Ismael.
Así los hombres tendrán un claro nítido recuerdo de todos sus actos en esta vida. . .
Al igual que Abrahán examinó su corazón y fue bendecido, así nosotros debemos examinarnos antes que caigan los juicios de Dios, para estar presente delante de Dios.
MARANATA.
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